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Actualidad

01 Octubre 2020

La némesis de los nuevos dioses

primitivo fajardoCon la excusa de salvaguardar la salud de la población, la majadería supina de la banda gubernamental manifiestamente mejorable que tenemos por castigo nos ha sometido otra vez a los ciudadanos a un confinamiento arbitrario que nos carga de zozobra, incertidumbre y náuseas –maniobra que oculta negras maquinaciones orwellianas, como el cordón sanitario al Foro por no votar a quien debe–. Tres meses confinados en primavera no han servido más que para privarnos de libertad, hundir la economía y enterrar a 58000 almas, porque ni antes ni después han hecho ellos nada bueno y en otoño nos han devuelto a los toriles. La imprevisión, negligencia y mala fe de esta chusma de tahúres debería ser causa sobrada para entrullar a los cabecillas que han consentido y alentado que el cuervo de la muerte y de la crisis de la pandemia nos haya sacado los ojos. Con tales acémilas al mando nos iremos todos a mascar mielga.

El coronavirus les ha puesto en bandeja poder enlatar a los ciudadanos por capricho sectario y practicar sus experimentos de alquimia ideológica. Estamos ante el mayor desastre desde la Guerra Civil, pero tanto el colérico Napoleoncito monclovita, que ha mentido y engañado a todo el orbe, como el Moñas, su matón de cabecera, la nueva casta de inquisidores populistas, déspotas, totalitarios, demagogos y liberticidas, andan jugando al ajedrez con figuras humanas.

Es la némesis que los malhadados nuevos dioses del pobre sismo infligen a quienes no comulgan con sus delirantes ruedas de molino, cuya escorrentía acaba en un albañal que hiede a cloaca de Estado, a podredumbre institucional y a descomposición política. Los grandes timoneles –heces de co hombro– instrumentalizan políticamente la pandemia y buscan que la crisis nos asfixie porque su colimador está puesto en su mesiánica cruzada: sacrificar el cutre régimen actual en el ara de la noble república bananera.

Y los demás, acobardados. No solo la cabaña de corifeos apesebrados que jalean a los sepultureros, adeptos a los dislates de estos mamertos que nos arrastran al abismo del oprobio y de la ruina, para quienes la libertad es transitar silentes la cañada hasta el aprisco comunista ramoneando en la mano del amo y vigilados por la rehala mediática; también los bivalvos de la oposición, herederos del complejo y la vagancia del Berberecho, divididos y mirando al techo, no vaya a ser que los tachen de fachas si gritan ante tantas flatulencias: la toma al asalto de las instituciones, el sometimiento de la Justicia, el tacto rectal a la división de poderes y al estado de derecho y el pertinaz acoso a la monarquía parlamentaria.

Nunca en mi luenga y dichosa vida, ni en la dictadura franquista siquiera, había sido testigo de semejante rendición de la masa a la manipulación, el control y el abuso del poder establecido.

TAN NOCIVA PLANTA CARNÍVORA DEJÓ SUELTO UN ESQUEJE Y DEL «ZAPATERISMO» NACIÓ EL «SANCHISMO» CON LA SAVIA PONZOÑOSA DE LA INSOLVENCIA, LA PETULANCIA Y LA NECEDAD RENOVADAS A IMPULSOS DE LA FUNCIÓN CLOROFÍLICA.

Caló el melón de la ruindad el Bobo solemne, un miserable que intentó cargarse la Constitución en lunas pretéritas, cuando triunfó a lomos de los trenes del 11-M. Del polvo que levantó el cefalópodo viene el lodo en el que estamos hozando hoy. Dos delirantes legislaturas (2004-2011) sirvieron para que aquel tonto a las tres, que hoy ejerce de mamporrero de los sátrapas bolivarianos, trajera la mugre a nuestros lares y hundiera el país negando sistemáticamente la crisis que ha durado una década, mientras proclamaba que jugábamos en la champions de la economía. El lerdo se cargó el estado del bienestar con cinco millones de parados, su tijeretazo en recortes sociales fue el más profundo de la democracia, congeló las pensiones, rebajó el sueldo a los funcionarios, cercenó ayudas a la dependencia, fue autor del brutal incremento de la presión fiscal, destrozó la renta de las familias, magreó a la Justicia, nos partió en dos a los españoles con la memoria histórica y el guerracivilismo, se arrodilló ante los del tiro en la nuca de antaño, que al día siguiente le volaron la T4, ejerció la coyunda con los independentistas de hogaño dándoles alas para trocarse en golpistas el 1-O, y mostró su antiimperialismo guiñándole la ceja al régimen chavista que incubaba en Caracas el huevo putrefacto de la serpiente podemita. Luego, el Imperio le dio por retambufa en nuestro bullarengue por reírse al paso de su bandera.

Pensábamos que este retrasado, beocio, cursi y corrosivo era irrepetible, y que cuando los comicios lo excretaron no engendraríamos un mandatario más mezquino y cainita. Craso error. Tan nociva planta carnívora nos dejó en herencia un esqueje y del zapaterismo prendió el sanchismo con la savia ponzoñosa de la insolvencia, la petulancia y la necedad renovadas a impulsos de la función clorofílica.

¡Qué gachas fecales tendrá en la molondra este neo pirómano de la Transición para haber alcanzado la insuficiencia del Perito en nubes y traernos otra vez la polilla, elevando el listón político a cotas de miseria moral insuperables e insoportables!

Una moción de censura manipulada sacó del fondo abisal de la izquierda al kraken para tener acojonada a la nación entera. La ley electoral que ampara la Constitución traga con que gobiernen las peores criaturas porque el sistema consiente que los mayormente votados sean eliminados de la ecuación por la matemática tramposa de los perdedores. Los políticos son hijos naturales de las listas electorales cerradas y bloqueadas por los omnipotentes aparatos de los partidos. He ahí, en su grotesca y ruborizante incompetencia, en la devaluación intelectual de la clase dirigente, la metástasis del sufragio universal que degenera en férrea oligarquía partitocrática.

La prueba es el chulángano dictadorzuelo regurgitado por las urnas, un sarcoma absolutista y vengativo con el que el Gobierno español ha logrado su mayor nivel de ruindad, incompetencia y estulticia desde el conde Don Julián, que cabalgó el tigre de Tarik e inició una guerra de ocho siglos.


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