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Actualidad

17 Diciembre 2018

Ha muerto Bozkurt, fundador de Hidromek

Hasán Bozkurt con dos de sus empleados y un tractor Ford equipado con pala y retro, al comienzo de la aventura industrial de HidromekEl pasado 21 de noviembre murió en Ankara el fundador y presidente del consejo de administración de la empresa turca Hidromek, Hasán Basri Bozkurt, a la edad de 71 años. La noticia fue dada a conocer en España unas horas después por su mano derecha Stoian Markov, director de Hidromek West, la filial para el sur de Europa, ubicada en Barcelona, quien afirmó con profunda tristeza que su jefe y amigo había fallecido a causa de una afección cardíaca que venía padeciendo en los últimos tiempos. La empresa internacional, que precisamente este año ha celebrado su 40º aniversario, desde que Bozkurt la fundara en la capital turca en 1978, está de luto en honor a este gran hombre, ingeniero industrial, empresario y emprendedor, prototipo del «self made man», que además era muy querido por todos. Hasán Bozkurt había dejado hace poco la empresa en manos de sus dos hijos, Mustafá y Ahmet, pero seguía al pie del cañón el día a día del imperio que con no pocos esfuerzos y grandes sacrificios elevó a las más altas cotas de la excelencia empresarial.

Hasán Basri Bozkurt tenía una cita la semana anterior a su muerte con Stoian Markov en Italia para visitar en nombre de Hidromek a un cliente importante. No pudo acudir porque le ingresaron para instalarle un stent en el corazón. Desde el hospital de Ankara llamó a Stoian para preguntarle por la reunión y este le dijo que dejara de preocuparse por el trabajo y se preocupara más por su salud. Al despedir la conversación, Bozkurt le insistió a Markov: “Saldré de aquí enseguida porque tengo mucho trabajo pendiente”.

Su buena intención no bastó y Bozkurt falleció el pasado 21 de noviembre, siendo enterrado al día siguiente en loor de multitudes en el cementerio de Karsikaya, después de la oración del mediodía que en su honor se llevó a cabo en la mezquita de Ahmet Hamdi Akseki, en Çankaya, Ankara, rodeado de sus allegados: su mujer Bedia Bozkurt, sus dos hijos, Mustafá Bozkurt, vicepresidente y responsable de producción de Hidromek, y Ahmet Bozkurt, vicepresidente y responsable de ventas, post-venta y márketing, sus dos nietos, hijos de Mustafá: una niña y un niño que lleva su nombre, Hasán Bozkurt, y el resto de la familia, a la que acompañó el propio Stoian Markov.

Además asistieron el que fuera primer ministro y actual presidente del parlamento nacional Binali Yildirim y otros altos cargos, más una pléyade de trabajadores y amigos que tenían en gran estima a Bozkurt y colapsaron el tráfico durante horas en las inmediaciones de la mezquita. Unas 10000 personas asistieron a sus exequias, lo que da idea del cariño que le profesaban y el carisma del que gozaba el empresario en su país natal.

Hasán Bozkurt nació en agosto de 1947 en Kemaliye, provincia de Erzincan, al este de la península de Anatolia, bañada por el mítico río Éufrates que junto al Tigris forman la región de Mesopotamia, cuna de la civilización occidental. En la Biblia es el río que atraviesa Babilonia y el cuarto río del edén.

Bozkurt se graduó en Ingeniería Mecánica en 1971 por la Universidad Técnica de Yildiz y continuó sus estudios de posgrado en la misma escuela en 1973, comenzando su carrera laboral en la Dirección General de Carreteras del Ministerio de Infraestructuras turco. Tras cuatro años de servicio público, dejó la oficina de Carreteras y en 1978 fundó Hidromek (contracción de los términos Hidráulica y Mecánica, en el idioma turco).

Fue un innovador y habilidoso ingeniero industrial que otorgó gran importancia al capital humano y a su educación –siempre preocupado por los trabajadores, estaba disponible las veinticuatro horas del día–. Por ello, estableció diversas colaboraciones con instituciones de educación media y superior, con el propósito de apoyar la formación de los jóvenes y desarrollar programas entre escuelas e industria para capacitar al personal de la que esta se abastece. Tomó parte activa en planes educativos con la Cámara de Industria de Ankara y fundó una escuela técnica en la primera zona industrial de la capital, preocupándose además de mejorar la cooperación universidad-industria, para lo que firmó un protocolo para la capacitación de ingenieros en la Universidad de Çankaya especializados en maquinaria de construcción y obras públicas.

Pocos medios, pero una gran ilusión
Su amor por la enseñanza le llevó a pensar hasta en el último suspiro en la formación de la juventud y el desarrollo de la industria. Siguiendo su expreso deseo, el dinero que la gente pensaba dedicar a comprar flores para su funeral, ha sido destinado a la escuela técnica de la zona industrial donde se encuentra la sede central de la empresa en Ankara. No es de extrañar, por tanto, que el desarrollo de su propia compañía fuera fulgurante.

De la historia de estos cuarenta años de Hidromek, cuyos inicios fueron duros con pocos medios y mucha ilusión, hablamos en el número anterior señalando la inquietud de este pionero por mejorar el trabajo en las obras de construcción, al estilo de los grandes innovadores del siglo pasado gracias a cuya iniciativa disfrutamos del esplendoroso desarrollo de las máquinas actuales. Comenzó modestamente introduciendo en el año 79 el concepto de “retro” aplicado a los tractores agrícolas para utilizarlos en las obras.

Midiexcavadoras HMK145LCSR de HidromekDe ahí a montar un imperio industrial media un periodo de crecimiento continuo de cuarenta años en los que Bozkurt luchó denodadamente por su empresa. Como hombre preocupado por el futuro del negocio, siempre consideró las ferias como el pasaporte para exportar sus productos y era habitual verle en las más importantes: Bauma, Conexpo, Intermat, Smopyc... Los periodistas siempre le saludábamos con cariño y él nos recibía con sus ademanes sencillos, su mirada inteligente y su carácter familiar. La última vez fue en abril pasado, en París, donde se celebró el cuadragésimo aniversario de la firma. Me dijo que había adelgazado por imperativo médico a causa de unos problemillas, pero estaba bien.

Un gran hombre
Personalmente conocí a Bozkurt en el 2004, en la visita que giré a las dependencias de la casa en Turquía, a las tres fábricas, dos en Ankara y otra en Esmirna, cuando la marca estaba tomando posición en España y acababa de cumplir su 25º aniversario, unas bodas de plata para celebrar la gran historia que comenzó en 1978 en el mismo lugar donde estábamos: Ankara. Volví a Turquía en dos ocasiones, la última en 2013 cuando firmó la compra de Mitsubishi, para ver cómo había evolucionado la empresa cumpliendo los pronósticos de crecimiento de este hombre visionario.

En aquel ya remoto primer viaje, Bozkurt me recibió como a un príncipe saudí, con su simpatía natural, su apostura humilde y sus francas afirmaciones. Su despacho era sobrio, con cuatro muebles de madera, un ordenador, el teléfono y una maqueta de una mixta de Hidromek sobre la mesa. En la pared una sola foto: la figura del héroe de la independencia turca, el libertador Mustafá Kemal Pasa, Atatürk (padre de los turcos) (1881- 1938), el fundador de la moderna Turquía tras la guerra de independencia y la proclamación de la República en 1923.

Luego comprobaría que la figura de Ataturk era omnipresente en Turquía, en las empresas, en los hogares y en las calles, en cada rincón de esta tierra rica y muy castigada por los terremotos donde la historia y la modernidad se funden en un crisol fascinante, único e irrepetible.

Nos sentamos y le apliqué la gota malaya. Cantó de plano cuáles eran sus intenciones en el territorio ibérico: dado que él era fabricante de retrocargadoras, me dijo, entrar a formar parte de la oferta de maquinaria de construcción en España, pues no en vano era el país de Europa donde más mixtas se vendían.

Afirmé que precisamente por eso la competencia de las grandes multinacionales era feroz, que no lo iba a tener nada fácil. Y le pregunté con qué armas contaba... Bozkurt se levantó de la mesa, me hizo seguirle y me mostró personalmente la fábrica. No tuvo que decir nada más.

Después de recorrer las instalaciones de su empresa familiar y las tres factorías turcas, tuve claro que aquello prometía y que aquel director general de su propia compañía tenía los medios y el coraje suficiente para entrar a saco en nuestro país y llevarse un trozo importante del pastel de las ventas de retrocargadoras, como así fue. Y no solo en España, sino en todo el viejo continente, donde la presencia de Hidromek aumentó en progresión geométrica convirtiéndose con el tiempo en uno de los principales actores del mercado mundial de la maquinaria.

En aquella visita iniciática, aparte de otros directivos y los dos hijos de Bozkurt, que ya trabajaban en la empresa que hoy dirigen, se hallaba un personaje discreto que con el tiempo agrandó su espigada figura, se hizo imprescindible y ahora es uno de los hombres entrañables que más admiro y respeto de nuestro sector: el entonces director de servicios a la exportación Stoian Markov, actual mano derecha de Bozkurt y director de Hidromek para el sur de Europa, hombre clave en la entrada de la marca en el mercado ruso y presidente del comité organizador de Smopyc.

Caminando hacia el futuro
El trabajo de ese hombre coraje que fue Bozkurt ha hecho que Hidromek se encuentre presente en el mercado internacional con una red que supera los 150 distribuidores y una plantilla que alcanza las 2000 personas. La compañía trabaja hoy con un centenar de proveedores internacionales y 300 suministradores, y cuenta con cuatro fábricas en Ankara y una quinta –la más grande– en construcción, otra en Esmirna y otra en Tailandia, que se está ampliando. La marca está reconocida en el mundo en el campo del diseño industrial y ha cosechado en la última década 14 premios internacionales.

La muerte, que suele ser injusta y marrullera y se lleva antes de tiempo a los mejores hombres, nos ha privado de uno de los grandes empresarios de nuestro sector; un líder tenaz que aprendió de las lecciones difíciles, se hizo a sí mismo, marcó su propio enfoque empresarial y se planteó unos objetivos cada vez más altos que fue superando con audacia, siempre trabajando en equipo con su gente y siempre mirando hacia el futuro.

La herencia que deja Bozkurt, el gran grupo Hidromek, es el primer fabricante turco de equipos de construcción y una de las compañías más importantes del mundo en la producción y comercialización de estas máquinas, estando en el puesto 46 en la Yellow Table de fabricantes de maquinaria de obras públicas y construcción más grandes del mundo.

Ha muerto Hasán Basri Bozkurt, un humilde empresario que de la nada levantó un imperio gracias a su titánico esfuerzo, a su voluntad de acero y a su gran corazón. Paradójicamente, este fue a la vez su talón de Aquiles, su punto más débil, el puñal traicionero que mató al césar. Vaya para él nuestro agradecimiento eterno por lo mucho que hizo por este sector. Descanse en paz. Los que le conocimos le echaremos de menos.


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