Las infraestructuras viarias acumulan un déficit de 10000 millones de euros.

Recientemente, el director general de carreteras, Juan Pedro Fernández Palomino, anunciaba muy ufano una inversión con carácter excepcional de 200 millones de euros para el mantenimiento de carretas nacionales, pero al tiempo confirmaba que los Presupuestos Generales de 2024 tampoco contemplan ninguna partida extra para el mantenimiento de carreteras, pues los Presupuestos Generales son los mismos del año pasado. Suma y sigue, porque el déficit de mantenimiento de la red de infraestructuras viarias supera ya los 10000 millones de euros, según la Asociación Española de la Carretera (AEC), que tiene fiscalizado el estado real de las carreteras españolas, tanto las que dependen del Estado como las que gestionan las Comunidades Autónomas. En el último estudio, que data de 2022, la AEC analizó tres millones de kilómetros cuadrados de carretera, más de 3000 señales, 900 kilómetros de marcas viales, 200 barreras metálicas y más de 20000 balizas, con un resultado decepcionante. Como decepcionante es la actitud de este Gobierno para con uno de los patrimonios más valioso del país: sus carreteras. Como esto no se remedie, habrá que cambiar el clásico lema de la AEC, que data de su fundación en 1949 (precisamente este mes de abril ha cumplido 75 años), que reza: «Mejores carreteras para vivir mejor», por el más realista de «Peores carreteras para vivir peor».

Esta cifra de 10000 millones de déficit de conservación marcada por la Asociación Española de la Carretera coincide con la que maneja Bruselas y por la que exigía la puesta en funcionamiento de los peajes de carretera, en un momento en el que la industria del automóvil se enfrenta a los dos retos más importantes desde su creación a finales del siglo XIX: la electrificación y la puesta en funcionamiento de la conducción autónoma, desafíos que exigen carreteras de última generación cuando en este momento España tiene las peores carreteras de la historia reciente.

Un informe realizado en colaboración con Mapfre señala que una inversión de 1800 millones de euros en mantenimiento de carreteras ahorraría 300 fallecidos en carreteras al año, a unos 600000 euros por fallecido. Una inversión que, tal y como confirmó recientemente el director general de carreteras, no está contemplada por el momento.

En el año 2008 a consecuencia de la crisis financiera, España metió en la nevera su red de carreteras hasta la llegada de tiempos mejores en materia financiera, pero el problema es que los tiempos mejores han llegado y el presupuesto destinado a mantenimiento de carreteras destinado por el Gobierno sigue congelado. De acuerdo con la AEC, la inversión debería centrarse en el pavimentado de las vías de alta capacidad y en la carreteras secundarias, donde se registra más de un 70% de los fallecidos en carretera. En estas últimas, las prioridades son la reparación y puesta en funcionamiento de más kilómetros de barreras de seguridad y ojos de gato, lo que serviría para reducir drásticamente las salidas de la vía, actualmente una de las principales causa de accidente. Las mejoras de iluminación y la creación de sendas peatonales reduciría también los atropellos de usuarios vulnerables, otro de los colectivos más castigados sobre el asfalto.

Inversión congelada
Con la inversión congelada, el déficit de mantenimiento crece a un ritmo de un 16% anual, lo que significa que un déficit de 9000 millones de euros en 2020 se traduce ya, a estas alturas de 2024, en más de 10000. El Estado es responsable del mantenimiento de unos 26500 kilómetros de carretera, frente a los 75300 de las comunidades autónomas, por lo que del déficit total 3300 millones corresponden al Gobierno y 6300 a las CC.AA. Las Comunidades que peores carreteras tienen, en conjunto, son: Asturias, Aragón y La Rioja, y las que mejores: Extremadura, Valencia y País Vasco.

JACOBO DÍAZ PINEDA, DIRECTOR GENERAL DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE LA CARRETERA: «LAS CARRETERAS ESPAÑOLAS ESTÁN DEJADAS DE LA MANO DE DIOS».

En materia de mejoras, de los 10000 millones de euros, unos 9500 deben destinarse a la mejora del pavimento, mientras que la señalización y el balizamiento rondan los 500 millones.

Pese a que España es uno de los países de la Unión Europea con mayor dependencia del tráfico de personas y mercancías por carretera, hasta un 85% elige este medio frente al 6% del ferrocarril, y pese a que los fallecidos respecto al año pasado crecen ya en torno a un 16% el Estado sigue apostando por las campañas amenazantes y por la compra de nuevos radares. De hecho, el Ministerio del Interior anticipó recientemente la compra de 95 equipos para este mismo año, unos equipos que pueden costar entre 80000 y 100000 euros una vez en funcionamiento. Aunque de rápida amortización si tenemos en cuenta las multas que recaudan.

Tal y como explican expertos en seguridad vial no hay un sólo motivo para el incremento de los fallecidos, pero el lamentable estado de conservación de las carreteras, junto con el antiquísimo parque móvil español, son dos de los responsables directos de la situación y del constante incremento de los accidentes.

El director general de la Asociación Española de la Carretera, Jacobo Díaz Pineda, recuerda que desde el organismo “llevamos años hablando del deterioro progresivo de las carreteras, que es tal que los ciudadanos ya se quejan de esta lamentable situación”. Díaz habla de un “deterioro estructural que requiere de inversiones de unos 500 millones anuales de euros durante dos legislaturas completas para volver a un estado normal. Una situación que además de la propia seguridad afecta al consumo de los coches y a la mecánica”.