La Quinta Comansa.

Hablando del señero estadio del Real Madrid CF, se me ocurre que el titular de estas páginas podría interpretarse libremente de dos maneras: como una referencia directa y concreta a la quinta grúa torre del fabricante Comansa –aunque debería ir sin comillas–, que se acaba de instalar a primeros de junio para operar con las otras cuatro en las obras del Santiago Bernabéu, o como una referencia metafórica y lírica a la mítica “Quinta del Buitre”, aquella generación de futbolistas que reinó en los predios blancos en los años 80 y 90 cosechando múltiples éxitos deportivos. Valga. pues, las dos interpretaciones. Hablar de la Quinta del Buitre es recordar aquellas perlas de la cantera madridista que Di Stéfano subió al primer equipo dando lugar a la eclosión de grandísimos jugadores que a partir de 1985 conquistaron cinco Ligas consecutivas y otros importantes records futbolísticos.

Si yo fuera el máximo responsable de Comansa, proveedor de las grúas torre, o el de la constructora FCC, la contratista de las obras, o incluso el mismísimo presidente merengue, Florentino Pérez, en honor de dicha “quinta” habría bautizado a estas cinco grúas torre, que además juegan en el mismo campo, visten de un blanco incólume e impoluto y cuyo diseño ha recibido también prestigiosos trofeos, con los nombres de aquellos históricos jugadores de fútbol: Butragueño, Sanchís, Míchel, Martín Vázquez y Pardeza; si bien, a las sonadas conquistas del viejo club de Chamartín también contribuyeron veteranos como Hugo Sánchez, Juanito, Valdano, Santillana, etc.

HABRÍA QUE BAUTIZAR A LAS CINCO GRÚAS TORRE DE COMANSA, QUE VISTEN DE UN BLANCO INCÓLUME E IMPOLUTO, CON LOS NOMBRES DE AQUELLOS MÍTICOS JUGADORES DE LA «QUINTA DEL BUITRE»: BUTRAGUEÑO, SANCHÍS, MÍCHEL, MARTÍN VÁZQUEZ Y PARDEZA.

Por otro lado, hablar de la quinta grúa torre de Comansa es hablar de las otras cuatro que la acompañan en el tajo, pues son hermanas, el mismo modelo, denominado 21LC1050, el más vendido de Comansa a nivel mundial desde que se presentó al mercado en septiembre de 2018, un éxito sin paliativos como los del equipo titular del campo en el que hoy se ejercitan estas grandiosas máquinas trasladando material. Con capacidad de carga de hasta 50 toneladas y un radio máximo en este proyecto de hasta 90 metros, cuentan con motores de elevación de alta velocidad (hasta 300 m por minuto) y capacidad para 1570 metros de cable de elevación, lo que hace de ellas una opción perfecta para la construcción a gran altura, como es el caso.

Puesto que ya hemos hablado de las grúas en el número precedente, dando cuenta del fabricante de estos portentos de la ingeniería –la firma navarra Comansa–, y de todo lo relativo a la tecnología de las cinco unidades que, distribuidas estratégicamente en el perímetro del estadio, operan de día en el tajo al ritmo marcado por la gerencia de la obra y, de noche, quedan sus flechas al albur del unísono capricho del viento que les marca cualquier dirección en la rosa de los vientos; como también nos adentramos en enero en las vicisitudes de la propia obra de remodelación del estadio, sede oficial de uno de los mejores clubes del mundo, que persigue modernizar sus instalaciones y convertir al conjunto arquitectónico en una obra de arte; pues, en base a ello, hemos preferido ahora dedicar estas páginas a destacar algunas fotografías curiosas y originales de sus “hazañas deportivas” y del aspecto estético de las grúas torre, con su esbelta e imponente figura sobresaliendo en los mismos cielos madrileños que artísticamente inmortalizó en sus cuadros de la Corte en el siglo XVII el pintor Diego Velázquez.