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Actualidad

27 Junio 2022

Crecimiento del sector constructor

Maquinaria ConstrucciónA pesar de la incertidumbre, el alza de los precios y la escasez de materiales.

Las infraestructuras en nuestro país viven un momento agridulce. Avanzan los proyectos de obras públicas, pero se ven frenados por la escalada de precios y la escasez de materiales. El sector creció el año pasado un 68%, hasta superar los 23600 millones de euros de licitación, según datos de la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras (Seopán), pero, aunque se trata de una cifra un 23% superior al dato anterior a la pandemia, el presupuesto no ejecutado por el Estado se elevó a 3680 millones de euros de un total de 11135 millones, lo que supone que solo se alcanzó el 67% de lo previsto. ¿Cuál es el motivo? La ley de la oferta y la demanda rige sin piedad el mercado de las materias primas desde que hace dos años la actividad mundial se frenó por la llegada del Covid-19.

Son numerosos los factores que contribuyen a crear la incertidumbre que frena el desarrollo de las infraestructuras. La reducción de la actividad económica en importantes productores mundiales como China y la escasez de materias primas ha derivado en una subida de precios sin precedentes y en un riesgo de desabastecimiento, lo que ha empezado a pasar factura al desarrollo global tensionando el negocio de las constructoras hasta provocar parones y aplazamientos en las obras.

A ese cóctel se añade un alza de los costes de la energía que condiciona la fabricación de materiales como el acero o el cemento –con más del 50% de su precio vinculado al crudo–, cuya producción ya se ha reducido. “En las dos últimas semanas de marzo se constaba una ruptura del mercado nacional de suministros, con incrementos de precios, en algunos casos de doble dígito”, afirma el presidente de Seopán, Julián Núñez.

Escalada de precios
La subida de precios se ha acelerado en los casos de la electricidad, el gas y el gasoil, con variaciones mensuales del 90%, el 70% y el 18% durante los tres primeros meses de 2022. El acero igualó en ese periodo todo el encarecimiento registrado en 2021. “Ante la escalada actual de los precios, con claro riesgo de desabastecimiento, resulta extremadamente arriesgado presentar una oferta [a licitaciones] sin garantía del mantenimiento de los precios”, explica Núñez. Y es que este contexto no solo causa retrasos en la finalización de las obras, sino también una creciente ola de licitaciones desiertas. Un ejemplo son los más de 500 proyectos por valor de 230 millones de euros que han quedado desiertos en España por el aumento de precios, según un reciente informe de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC).

LOS FONDOS EUROPEOS INCREMENTAN LA INVERSIÓN PÚBLICA EN 2022 BATIENDO EL RÉCORD ABSOLUTO

Esta coyuntura se ha visto acentuada por la ruptura de las cadenas de suministro, que ha provocado que las infraestructuras –públicas y privadas– corran el riesgo de estancarse. Y a eso se suman los peligros de la escasez de mano de obra especializada y la inflación, que ha experimentado una subida en los últimos meses y es una de las principales preocupaciones del sector. Si le sumamos el encarecimiento de los materiales y la energía obtenemos un fuerte incremento de los costes de financiación de las empresas.

En riesgo la rentabilidad
El tamaño de las compañías tampoco ayuda a salvarse de la quema. A simple vista, las más pequeñas y concentradas geográficamente afrontan más dificultades que las grandes para gestionar el alza de precios de los materiales. Pero esto no se debe solo a los costes, sino también al desabastecimiento, que pone en peligro la capacidad para completar proyectos.

Tampoco es mucho más halagüeño el panorama para las grandes constructoras, segmentadas y muy diversificadas. Su tamaño puede crear posiciones de negociación más fuertes y mejorar el acceso a las materias primas al comprar al por mayor, pero están más vinculadas a proyectos de mayor duración, lo que aumenta el riesgo si trabajan con contratos a precio fijo, lo que resulta negativo para su rentabilidad.

Además, los márgenes de beneficio medios en las actividades de construcción de los grandes contratistas europeos se han reducido a un 4% en los últimos años a consecuencia de la subida vertiginosa de los precios de los materiales, la escasez de recursos, la interrupción de la cadena de suministro y el aumento de los costes de la energía. Todo ello aumenta el riesgo de estancamiento cuando, paradójicamente, las infraestructuras deberían vivir una etapa dulce. No en vano, para alcanzar los Objetivos de Desa rrollo Sostenible (ODS) de la ONU será necesario contar con instalaciones sostenibles en todos lo sentidos. Y eso es “posible gracias a una infraestructura resiliente”, tal como se explica en el ODS número 9.

LA INDUSTRIA DE LAS INFRAESTRUCTURAS AFRONTA EN LA ACTUALIDAD LOS MISMOS PROBLEMAS QUE EL CONJUNTO DE LA ECONOMÍA: ESCASEZ DE RECURSOS E INCREMENTO DE PRECIOS.

Actuaciones urgentes
El cumplimiento de la Agenda 2030 conlleva inversiones urgentes que representan unos 243000 millones de euros en actuaciones en agua y medio ambiente; infraestructuras de transporte para garantizar una movilidad sostenible; el cumplimiento del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) en materia de eficiencia energética; instalaciones sanitarias y la creación de espacios verdes en los entornos urbanos.

Por todo ello, las infraestructuras se encuentran en expansión, pero no en pleno apogeo. El Real Decreto Ley 3/2022 de medidas excepcionales de revisión de precios, recientemente aprobado por el Gobierno, pretende paliar la situación para garantizar ese desarrollo. “Reequilibrará los contratos de obras en ejecución formalizados con anterioridad a 2021”, reconoce Núñez, pero “no así los de 2021, que solo en Adif representan 1287 millones”. Tampoco los que están en vigor en 2022 o se liciten este año disfrutarán de esa revisión de los precios. Aborda parcialmente el problema, pero serán necesarias medidas adicionales si continúa esta situación macroeconómica.

El futuro inmediato
Supuestamente, los fondos europeos incrementan la inversión pública en 2022 batiendo el récord absoluto por segundo año consecutivo, y su impulso podrá generar, según Núñez, “una actividad adicional de 3830 millones, equivalente al 3% de la producción nacional, impulsada por la actividad de rehabilitación en edificación residencial, con 2400 millones, la obra civil con 870 y la edificación no residencial con 560”.

No obstante, Julián Núñez matiza que el dinero europeo no es un plan de inversión pública y que solo el 10% del total consignado en los Presupuestos de 2021 y 2022 servirá para crear infraestructura de obra civil. Por ello, añade, “es preciso impulsar los mecanismos de colaboración público-privada para acometer los proyectos prioritarios que el país necesita”.

Según las previsiones de la Comisión Europea, la inversión pública prevista en España entre 2022 y 2023 será un 61% inferior a la media de las tres mayores economías comunitarias: Italia, Alemania y Francia. Aun así, en un mercado alejado del desabastecimiento, Seopán prevé un incremento de la actividad constructora del 3,9%.

Sin embargo, un simple parón de solo 15 días sería fatal para las infraestructuras: implicaría una reducción de la actividad de 2385 millones a la semana y perder la senda del crecimiento.