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Actualidad

27 Octubre 2023

Obras y Letras

Obras y LetrasLos inicios de la prensa española especializada en construcción.

María José Galván Mostazo
HISTORIADORA DEL ARTE Y ESCRITORA

La celebración de los 100 números de «OP Machinery » que el lector tiene ante sus ojos representa un buen motivo para recordar los orígenes y evolución de las publicaciones dedicadas a un sector, el de la construcción, fundamental en la historia económica y cultural española. Se trata de una cuestión dificultosa debido al vacío historiográfico que hay. Apenas se han realizado estudios sobre las revistas especializadas en una materia que protagonizó los grandes avances ferroviarios, industriales y urbanos de la época moderna. Con ser cuantiosa la documentación disponible en las hemerotecas y archivos institucionales y privados, hasta el momento sólo podemos hacer referencia al trabajo de investigación de quien fue catedrático y decano de la Universidad de Zaragoza, don Eloy Fernández Clemente (1942-2022). Este profundo conocedor de las revistas dedicadas a la ingeniería señala que las primeras publicaciones técnicas españolas datan del siglo XVIII, con «Efemérides Barométricas Matritenses» (1834), «El Mercurio» (1738) y «El correo General Histórico Literario y Económico» (1762) como las cabeceras pioneras del género, si bien a lo largo del siglo XIX irán apareciendo nuevos títulos hasta llegar a cifrarse a finales de la centuria en 155, sobre un total de 838 publicaciones periódicas, el número de cabeceras dedicados a las obras y construcciones.

Sin duda múltiples factores inciden en el auge de este sector periodístico a lo largo del siglo XIX: el desarrollo de los transportes (ferroviario, naviero, urbano), las canalizaciones hidrológicas, la electricidad, el incremento industrial (minero y textil) y el importante despegue inmobiliario de unas ciudades crecientes. Bien es verdad que los diarios se hacían eco de las novedades relacionadas con la arquitectura y la ingeniería, pero también que apenas si eran, en el mejor de los casos, simples notas informativas de las que ayuntamientos y Fomento se valían para dar a conocer el estado de una calle o la apertura de algún establecimiento fabril.

Algo más extensa resultaba la información recogida en las revistas de información general –también llamadas “de amenidades”– como El Museo Universal, El Semanario Pintoresco, Álbum Universal, El Mundo Ilustrado o la muy importante Ilustración Española y Americana, semanarios todos ellos que hacían honor a su cabecera con la inclusión de imágenes, ya fueran grabados, dibujos, láminas y, más tarde, fotografías.

A medida que avanza el siglo XIX, especialmente a partir de la Restauración borbónica, el número de publicaciones periódicas de carácter técnico se incrementa y, si bien no llega a los niveles de otros países europeos, sin duda constituye una muestra evidente del desarrollo económico que está experimentando la sociedad española. Así, durante el reinado de Isabel II, encontramos títulos tan importantes como: Fomento (1853-5), Revista Minera (1850-1936), Revista de Caminos de Hierro y de Telégrafos Eléctrico (1856-1934), El ingeniero industrial (1858- 1918) y, muy especialmente, Revista de Obras Públicas, cuya vigencia, desde 1853, la convierte en la publicación periódica veterana de la prensa técnica española.

Sin embargo, será durante el último tercio del siglo, coincidiendo con la Restauración borbónica, cuando la prensa inicie un desarrollo que la va a convertir no sólo en un elemento a la vez lúdico, cultural y creador de opinión, sino también en un rentable sector de la economía. Al menos hasta el estallido de la guerra civil, cuando la mayoría de publicaciones, entre ellas las técnicas, desaparecen.

Entre las revistas dedicadas a la construcción que surgen en el último tercio del siglo XIX nos encontramos con una primera diferenciación entre las dirigidas a los arquitectos y aquellas cuyos destinatarios son los ingenieros. A su vez, a medida que la tecnología avanza, entre revistas generalistas y las asociativas. En el primer grupo es de destacar el Boletín de la Sociedad Central de Arquitectos (1874; Revista de la Sociedad Central de Arquitectos a partir de 1822), Anales de Obras Públicas (1876), coincidiendo esta última con la promulgación del texto constitucional que representan los 60 años de la Restauración, y la Revista ilustrada de banca, ferrocarriles, industrias y seguros (1896-1936).

Y entre el segundo grupo, las dirigidas a defender los intereses profesionales de quienes trabajan en el área de la construcción, podemos destacar El eco de los arquitectos (1872), surgida para la defensa corporativa de un colectivo que se considera lesionado por el reconocimiento profesional que hacia los maestros de obras supone uno de los decretos que inauguran 1870. En esta misma defensa gremial encontramos el Boletín de la Sociedad Central de Arquitectos, que se convertirá más adelante, en 1882, en el órgano de la profesión, bajo el título de Revista de la Sociedad Central de Arquitectos, así como El Eco de la Construcción (1908; continuó como El Eco Patronal desde 1922 hasta 1936), el órgano de los aparejadores y maestros de construcción, que resulta interesante por la inserción publicitaria que ofrece.

Durante varios lustros estas publicaciones serán las encargadas de difundir información sobre obras y edificaciones, una circunstancia que sorprende dado el incremento constructivo que el desarrollo urbanístico de las principales ciudades españolas experimentó en esos años finiseculares. Sorprende, pues, que hasta 1897 no vea la luz una de las más importantes revistas técnicas: Arquitectura y Construcción. Publicada en Barcelona a lo largo de 25 años, sus 252 ejemplares suponen un rico acervo documental, tanto en texto como en ilustraciones, sobre las principales edificaciones del momento, tanto nacionales como foráneas.

Llega el siglo XX
Coincidiendo con el nuevo siglo nace una de las cabeceras más emblemáticas: La Ciudad Lineal (1897-1931), auspiciada por la prestigiosa figura de Arturo Soria y Mata (1844-1920), una revista que se hará eco no sólo del proyecto urbanístico de Soria sino también de cuantas novedades se producen en el ámbito de la construcción. En esta misma línea e incorporando los aspectos de ingeniería, en 1903 surge La Construcción Moderna, una de las publicaciones de mayor proyección en el sector. Fundada por el ingeniero don Eduardo Gallego Ramos (1873- 1959) y el arquitecto don Luis Sanz de Terreros (1876-1936), durante los 33 años en los que estuvo vigente centró su atención en la obra pública, constituyendo una importante fuente documental sobre maquinaria de construcción.

Como decimos, son numerosas las publicaciones especializadas de la prensa española, verdaderos medios de comunicación cualificados para los profesionales, ya fuera dando a conocer leyes y reglamentos como los últimos modelos de maquinaria, herramientas, materiales o técnicas de construcción. Sin embargo, a partir de 1936 la rotunda interrupción bélica supone la desaparición de todas ellas. Tan sólo se publicará en 1938 una Memoria del Comité de Reforma, reconstrucción y saneamiento de Madrid, a cargo del Ministerio de Comunicaciones, Transportes y Obras Públicas, digna de ser reseñada por el valioso documento que representa para conocer los estragos de la guerra en la capital. Después de este valioso documento, en 1941 se retoma la actividad de prensa especializada con la edición de la Revista Nacional de Arquitectura, una cabecera que estará vigente hasta 1958.