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Actualidad

23 Septiembre 2020

Ha muerto Jesús Elorz

Jesús Elorz recogiendo el premio que le concedió la revista «Potencia» en 2014. Fundador de la revista «Potencia» y puntal básico de la prensa técnica sectorial.

El pasado viernes 11 de septiembre de 2020 nos dejó por sorpresa Jesús Elorz, memoria del sector y fundador de la revista «Potencia», de la que fue su director durante casi cuarenta años. Un viento cruzado y una niebla traidora con hechuras de neumonía, que nada tiene que ver con el virus de moda, le ha barrido del mapa de los vivos a los 81 años de edad, siendo sus restos incinerados y esparcidas sus cenizas, como era su deseo.

Primitivo Fajardo

Jesús Elorz Muruzábal había nacido en Sevilla tres meses antes de finalizar la Guerra Civil, el 5 de enero de 1939. Estudió perito agrícola, que completó con otras disciplinas técnicas, y estaba casado con María del Carmen Pérez de Camino Araujo, una unión que fue bendecida con dos hijos, Inmaculada y Jesús, y cinco nietos.

Hacía tiempo que Elorz se había retirado del mundanal ruido de la actividad profesional, aunque seguía pendiente de un sector que le dio la vida y al cual amaba. Yo trabajé unos años con él en la revista Potencia, editada entonces por la firma Pedeca, y siempre le consideré un fuera de serie, un periodista cimarrón a la antigua usanza, que iba a su aire afrontando como un lobo solitario, trotador y valiente los designios del destino, que vivía su vida y gozaba leyendo y escribiendo, hablando y escuchando.

Era un hombre íntegro y de un insobornable trasfondo moral; afable, sereno, optimista y vital, excepcional, en una palabra; un viajero inagotable y un profesional de categoría, bien informado, sagaz, ilustrado, lúcido y entregado en cuerpo y alma a su labor hasta rozar la perfección, por lo que gozó siempre del respeto y el reconocimiento tanto de los compañeros y de la competencia como de los lectores de la publicación, siendo un referente por su entrega fiel a la dura labor de informar en un sector tan complejo como el de las obras públicas, la construcción y la minería.

Cuando entré en Pedeca, en noviembre de 1993, gracias a las buenas maneras y el compañerismo de mi amigo Ricardo J. Hernández, director entonces de la revista Canteras y Explotaciones, este me presentó a Elorz. Su mostacho y su fisonomía me recordaron al aventurero Miguel de la Quadra- Salcedo, que estaba de moda entonces. No pude callármelo y un día entré en su despacho y, a raíz de un artículo que escribió, le di la enhorabuena y le dije: “Ya sé que no te gustan las alabanzas, pero eres el De la Quadra-Salcedo de nuestro sector”. Elorz me miró de soslayo, como tanteando mi grado de ebriedad, y con una sonrisa indulgente me soltó: “Mucho exageras, Primi, pero te lo agradezco”. Esa frase se me quedó grabada porque reflejaba la nobleza y la modestia que distingue a los grandes hombres.

Justamente premiado

Aunque en los últimos tiempos apenas nos veíamos, mantuvimos siempre una sana amistad y hablábamos por teléfono varias veces al año, especialmente en Navidad y en verano. Era un tertuliano formidable, con un instinto infalible que le dictaba lo que era preciso decir y hacer para impresionar favorablemente a su interlocutor. Siempre me felicitaba por algún reportaje o me preguntaba cómo había conseguido esta o aquella información o me ponía pegas a un enfoque con el que no comulgaba. Hace un par de años me confesó que disfrutaba mucho leyendo OP MACHINERY y le respondí: “Mucho exageras, Jesús, pero te lo agradezco”. Él no se acordaba, pero yo se la debía desde hacía cinco lustros.

EN 2014, ELORZ RECIBIÓ EL «PREMIO POTENCIA A LA TRAYECTORIA PROFESIONAL», GALARDÓN OTORGADO POR LA REVISTA QUE ÉL MISMO FUNDÓ EN 1964 Y QUE, POR TANTO, CELEBRABA SU 50º ANIVERSARIO.

La última vez que le llamé fue el pasado mes de abril, a comienzos del encierro forzado por la alarma y la pandemia. Toda su familia se encontraba bien a pesar del horror que estábamos viviendo. Hablamos de sus modélicos hijos y de sus nietos, de los que estaba tan orgulloso.

Nunca vi tan feliz a Elorz como hace seis años, en 2014, en la Real Fábrica de Tapices de Madrid, cuando recibió el Premio Potencia a la Trayectoria Profesional, galardón otorgado por la revista que él mismo fundó en 1964 y que, por tanto, celebraba su 50º aniversario. Bien merecía Elorz este homenaje por su denodado trabajo manteniéndose firme al pie del cañón informativo y dejándose la piel en una labor diaria tan noble como esclava durante esas cuatro décadas. En el Guzmán de Alfarache se lee que quien fuere cual debe, será como tal premiado. Así fue y, rompiendo con lo de que nadie es profeta en su tierra, a la editorial y a los responsables de la cabecera les honra el gesto.

En esta octava gala del premio, Elorz recibió emocionado la felicitación de todos los asistentes, una ínfima muestra del enorme cariño que se le profesaba en todas partes. El homenajeado acudió al acto con su inseparable Mari Carmen, que compartió con él su vida y esta aventura profesional en la que se involucró hasta el tuétano, ayudándole en todo lo necesario y siendo su apoyo incondicional en el centenar de ediciones feriales internacionales a las que ella le acompañó cámara en ristre. Para Mari Carmen, “Jesús era mucho Jesús”.

ELORZ ERA UN FUERA DE SERIE, UN PERIODISTA CIMARRÓN A LA ANTIGUA USANZA, QUE IBA A SU AIRE AFRONTANDO COMO UN LOBO SOLITARIO, TROTADOR Y VALIENTE LOS DESIGNIOS DEL DESTINO.

Columna fundamental

Cuatro fueron las columnas de Hércules que levantaron el templo mediático de nuestro sector, allá por los años 60, cuatro directores fundamentales e insustituibles, cuatro pilares básicos sin los cuales esto no sería lo que hoy es: Gabino- Alejandro Carriedo Alonso (Maquinaria y Equipo), Luis García Sánchez (Movicarga), Laureano Fueyo Cuesta (Rocas y Minerales) y Jesús Elorz Muruzábal (Potencia). Con la marcha de Elorz al parnaso de la tierra húmeda se nos queda inestable el capitel del edificio y honra al maestro Laureano erigirse como el último hidalgo –que sea por muchos años– de una generación de doctos representantes del periodismo técnico que con su conducta dieron categoría a la profesión y germinaron con generosidad la besana que con el tiempo habría de alumbrar otras muchas publicaciones.

Elorz se ha ido, pero nos ha legado el ejemplo de su abnegación, su búsqueda de la perfección y la feroz defensa de su independencia, lo que nos hace a sus sucesores sentir un rapto de orgullo por pertenecer a la gran familia de la maquinaria y nos plantea el reto y la responsabilidad de mantener prendida la luminaria siguiendo su notable estela, honrando su memoria y demostrando al mundo nuestro irrenunciable afán de superación.

Con amargura y estupor por su inesperada desaparición, también con admiración, respeto y agradecimiento, dedico esta reverencia a mi amigo muerto. Descanse en paz el bueno de Jesús Elorz.


Medio siglo de buen hacer

La trayectoria laboral de Jesús Elorz comenzó el 17 de enero de 1962 en Focinsa, distribuidor de la marca Allis-Chalmers, donde, por estar cubierta la plaza de la división Agrícola, se ocupó de la división de Movimiento de Tierras. Año y medio después pasó a la división Industrial de John Deere, recién montada para el mercado español. Dos años más tarde, en 1964, tras ejercer como director de ventas y aprender todo lo relacionado con esta actividad, siendo consciente de que no existían libros ni revistas en español sobre maquinaria para movimiento de tierras, se cruzó en su vida quien poco más tarde pasaría a ser su cuñado, Antonio Pérez de Camino, redactor jefe de Autorrevista, quien proyectaba dejar su trabajo y fundar una editorial dedicada a las publicaciones técnicas. Miel sobre hojuelas.

Así empezó la revista Potencia el mes de agosto del 64, con una filosofía que impuso Elorz por bandera: “Queremos ayudar a vender porque sabemos lo difícil que es comprar, y al tiempo queremos ayudar a comprar porque conocemos lo difícil que es vender”.

Su vida transcurrió entre viajes y ediciones mensuales hasta marzo de 2001, cuando asumió que debía abandonar el grupo editorial que en sus inicios había ayudado a fundar.

Por último, a primeros de 2002, la dirección de la asociación Andicop le propuso actuar como consultor independiente para elaborar las estadísticas de ventas anuales y realizar las auditorías correspondientes, labor que culminó en 2014, cuando se retiró de toda actividad profesional.