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Actualidad

07 Noviembre 2024

La Foto: Máquinas al Rescate

Imagen del destrozo de la Dana en ValenciaLa maquinaria de construcción ayuda a las víctimas de la terrible dana que ha destrozado Valencia.

La impresionante fotografía que abre este artículo, que el fotógrafo Biel Aliño hizo para la Agencia Efe el pasado 30 de octubre en la localidad de Picaña (Valencia), ha quedado señalada como icono de la dana sufrida y del poder destructivo de la naturaleza cuando se combinan las fuerzas hidráulica y eólica con la mala suerte. Fue publicada al día siguiente en las portadas de casi todos los periódicos españoles, tanto nacionales como provinciales y locales –hasta internacionales– para mostrar los efectos del cielo desatado el día 29 que fustigó con saña el litoral valenciano y algunas localidades de Albacete y Cuenca, causando daños irreparables.

Es una foto extraordinaria que nos muestra la dimensión de la tragedia y unos diarios publicaron a toda plana y otros enmarcada en la noticia del desastre ocasionado sobre todo en la Comunidad Valenciana por la furia desbocada de la tormenta, que ha causado, al cierre de este número, más de 200 muertos, incontables desaparecidos y grandes destrozos materiales. Si bien, es previsible que aumente el número de fallecidos con el desescombro y la limpieza de calles.

Precisamente, en esa labor está siendo fundamental la intervención de las máquinas de construcción facilitadas por distribuidores, fabricantes, vecinos y el Ejército para ayudar a la UME, a las fuerzas armadas y a los voluntarios a despejar las infraestructuras que impiden la vuelta a la normalidad de la población superviviente, que se ha quedado desamparada y sin nada, muchos habiendo perdido a familiares y amigos. Sin hogar, sin comida ni agua ni luz, sin ropa seca y viviendo en la calle durante días, era de imperiosa necesidad actuar con rapidez utilizando los recursos disponibles para hacer llegar la ayuda a las zonas afectadas y que se pueda buscar y encontrar a los desaparecidos y restablecer los servicios básicos y las comunicaciones.

ES UNA FOTO EXTRAORDINARIA QUE UNOS DIARIOS PUBLICARON EN PORTADA A TODA PLANA Y OTROS ENMARCADA EN LA NOTICIA DEL DESASTRE OCASIONADO POR LA FURIA DE LA TORMENTA

La maquinaria empleada por los operarios, bomberos y fuerzas de seguridad, de distintas marcas y principalmente excavadoras, cargadoras, manipuladoras telescópicas, motoniveladoras, minis, grupos electrógenos, grúas y tractores, arrastran el lodo, apartan los escombros, sacan a la gente de sus casas, deshacen la chatarra de los coches destrozados y arrinconan los enseres que la riada arrastró, tratando con ello de franquear el paso a los servicios de asistencia sanitaria, a los equipos de emergencia y a los voluntarios civiles que llevan herramientas y provisiones, ánimos y esperanza a los damnificados para mejorar sus condiciones de vida y diluir, en la medida de lo posible, la incertidumbre de pensar qué va a ser de ellos a partir de ahora.

El diluvio universal
El impacto de la instantánea que reproducimos es innegable (hay otras parecidas, hechas en distintos pueblos donde la destrucción tomó idéntica fisonomía), y sólo tiene una lectura, la de la tragedia colosal que han vivido los habitantes de algunas poblaciones de las citadas provincias viendo cómo la turbulencia de las aguas lanzadas con furia desde el cielo, un océano que les cayó encima en pocas horas azotando con tanta fuerza sus carnes y propiedades, provocó una enorme destrucción de viviendas e infraestructuras e hizo que muchos perecieran ahogados en sus propias casas, coches y garajes por la repentina llegada del furibundo y espeso légamo a sus vidas. Es un desastre de proporciones bíblicas. El diluvio universal del que hablan las sagradas escrituras debió ser algo parecido.

A aumentar este desastre de consecuencias dramáticas, la peor catástrofe natural ocurrida en España en un siglo, mucho ha colaborado la imprevisión y la falta de reflejos de las autoridades, el fallo de los sistemas de prevención y aviso temprano, el urbanismo salvaje que los gobiernos locales han consentido durante décadas facilitando la construcción de viviendas junto a cauces de ríos y zonas inundables y, lo peor de todo, la reac ción galapagar, desaprensiva y malintencionada de un Gobierno de España –como les gusta intitularse– incapaz de gestionar el marasmo y dejando a la Comunidad Valenciana sola. Es espantoso y repugnante el oportunismo de los políticos que en tragedias gigantes como esta sólo acuden al escenario del horror a hacerse la foto lavándose las manos en el limo arcilloso que envuelve como un sudario de hedor húmedo a los cadáveres aún calientes.

Una foto impactante
Volvamos a la fotografía icónica de las portadas. Pongámonos por un momento en la piel de esa persona que aparece en el primer plano de la imagen –por la silueta parece una mujer–, parada ante el oscuro paisaje de desastre, abandono y desolación que es ese inmenso y amorfo grupo escultórico formado por el amasijo de vehículos amontonados como si los hubiera echado un niño gigante en una caja de zapatos, o como la vajilla sucia tirada en el fregadero tras una fiestra gastronómica.

ESA MONTAÑA DE FERRALLA MORIBUNDA QUE SE EXTIENDE A LO LARGO DE LA ESTRECHA CALLE PRODUCE ESCALOFRÍOS. NO ES FÁCIL IMAGINAR LO QUE ESTÁ PENSANDO Y SUFRIENDO ESA SEÑORA CON UNA CONGOJA INFINITA Y UN SENTIMIENTO DE DESAMPARO.

Esa montaña de ferralla moribunda que se extiende a lo largo de la estrecha calle de su pueblo produce escalofríos. No es fácil imaginar lo que está pensando y sufriendo esa señora con una congoja infinita y un sentimiento de desamparo que hace aflorar lágrimas de desesperación mezcladas con el agua que aún gotea tras el paso de la temible gota fría.

Su postura es la de no creerse lo que está viendo, lo que está viviendo. Nadie puede creérselo. Es la sensación de orfandad, de fragilidad, de impotencia, rabia y miedo que se tiene ante fenómenos naturales como terremotos, inundaciones, huracanes, erupciones volcánicas o incendios forestales. ¿Cómo es posible que suceda algo así en nuestros días en un país avanzado como España?, se estará preguntando la figura de la fotografía, erguida ante el calvario pero hundida en en el más profundo desconsuelo.

Es una imagen tercermundista aterradora, impropia de nuestra latitud, que asociamos más con territorios remotos, olvidados o destruidos donde gobiernan la pobreza, los huracanes, tifones o el monzón. Es la instantánea de una ciudad bombardeada, de una zona en guerra, del primer día de una postguerra, tal vez.

De nuevo, la naturaleza nos ha mostrado su infinito poder y su imprevisibilidad, nos ha recordado que es capaz de transformar nuestro entorno en cuestión de minutos a pesar de nuestras habilidades de predicción y de los avances tecnológicos y científicos, y nos ha demostrado la extrema fragilidad que tiene el ser humano.

A AUMENTAR ESTE DESASTRE DE CONSECUENCIAS DRAMÁTICAS, LA PEOR TRAGEDIA NATURAL OCURRIDA EN ESPAÑA EN MÁS DE UN SIGLO, MUCHO HA COLABORADO LA FALTA DE REFLEJOS DE LAS AUTORIDADES.

Desde el respeto, con los ojos anegados por el llanto y con los puños y los dientes apretados por la indignación, quienes hacemos OP Machinery enviamos nuestras condolencias, apoyo y solidaridad a todos los afectados y a las familias que han perdido a sus seres queridos. Animamos a quienes ven cómo su mundo se desmorona y se enfrentan a la dura prueba de sobrevivir a este apocalipsis, a que perseveren en resistir las consecuencias de este tsunami interior, el cruel zarpazo que la naturaleza le ha dado a España entera en el corazón de Valencia. Ánimo, estamos con vosotros.

P.F.