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Actualidad

31 Marzo 2023

¡Pim, pam, pum a las Constructoras!

primitivo fajardoUn buen amigo –no diré su nombre– que fue profesor en la Escuela de Caminos, me contó en una ocasión que en su juventud había trabajado en una constructora y estuvo destinado en las obras que la compañía tenía en marcha en Venezuela, un paraíso entonces que ya apuntaba maneras. A mis preguntas sobre cómo era allí el trabajo de la construcción y cómo funcionaba el sistema, me dijo que una noche tuvo que ir a un domicilio particular a entregar un maletín con un millón de dólares si quería la concesión de una carretera. Eso debía ser normal, pero él estaba nervioso porque era la primera vez que le encomendaban tal misión. Hasta la dirección que le habían indicado se fue y la sorpresa se la llevó cuando abrió la puerta de la casa el mismísimo ministro de obras públicas del gobierno venezolano, que delante de una panda de matones le cogió el maletín con toda naturalidad y le despidió con una sonrisa y diciéndole que ya tendría noticias suyas.

Cuando me contó esta historia en los años 80, pensé que eso es lo que se denomina un país tercermundista, que nosotros éramos mucho más decentes. Qué malo es abrir los ojos a la realidad. Aquí, como en todas partes, también cocemos habas. Y a caldeiradas. Me lo dijo unos años después un viejo maestro del periodismo, Manuel Sarmiento Birba, asturiano y subdirector del diario AS en la mejor época del periódico –que fue cuando yo estuve allí, naturalmente–. Yo me quejaba de la corrupción socialista de la época prístina de Míster X en su última etapa, la de interfecto, y él me decía que no me preocupara, que España era muy rica, que desde los Reyes Católicos todos los gobernantes han venido robando sistemáticamente y aún quedaba. No le faltaba pizca de razón y le asistía el más acendrado sentido común, contrastado por la historia, que es el mejor testimonio de nuestros desmanes.

Viene todo esto a cuento por el ¡pim, pam, pum fuego! que contra las constructoras se ha marcado este gobierno ridículo que tenemos, enfocando el colimador en la firma Ferrovial por decidir trasladar su sede fuera de España, a los Países Bajos. Esta empresa, como todas las que palidecen en este país por falta de estímulos y un acoso fiscal insoportable, son condenadas en nuestros predios mientras triunfan en el resto del mundo, reclamadas por su categoría. Ahí están ACS, Sacyr, OHLA y Ferrovial haciéndose con contratos gigantes en Estados Unidos, la nueva meca de las infraestructuras.

Es un farol de los impresentables de la Moncloa, que cualquier excusa les viene como tinta de calamar para desviar la atención de los desmanes legislativos perpetrados por el inquilino titular del Falcon y que nos olvidemos de sus fechorías y las de su banda, del trinque del Tito Berni, de la agencia inmobiliaria de la directora de la Guardia Civil, de la suelta de violadores y terroristas, de los indultos a golpistas, del vergonzoso ministro de Interior y sus oscuras maniobras, del destrozo de la Administración y las instituciones del Estado... y de la degradación moral en la que han sumido a la sociedad entera. Y no sigo porque me enciendo.

CUALQUIER EXCUSA LE VIENE AL GOBIERNO COMO TINTA DE CALAMAR PARA DESVIAR LA ATENCIÓN DE LOS DESMANES LEGISLATIVOS PERPETRADOS POR EL DUEÑO DEL FALCON Y QUE NOS OLVIDEMOS DE SUS FECHORÍAS.

La decisión de Ferrovial es perfectamente comprensible porque este Gobierno ha logrado lo nunca visto hasta ahora, que vivamos con un altísimo nivel de inseguridad jurídica, que paraliza decisiones económicas y genera desconfianza.

Como no se les ocurre otra cosa, en vez de preguntar el porqué y disuadir con buenas maneras, tratando de promover la confianza y el crecimiento de las empresas, se lanzan a degüello y acusan a Ferrovial de largarse por motivos fiscales y al presidente de falta de patriotismo fiscal. Tiene pelendengues, mi brigada, que lo digan los que trincan lo que pueden y tienen de patriotas lo mismo que sus socios los independentistas, los perroflautas y los herederos de los del tiro en la nuca. Que yo sepa, pagar impuestos no es un acto de patriotismo, sino una obligación constitucional. De momento y mientras estos tíos no acaben por imponer su agenda bolivariana, que es a lo que vamos de cabeza.

Que un lerdo Presidente de Gobierno y su caterva de ministros subnormales se lancen a atacar y denigrar gratuitamente y sin fundamento tanto al tejido empresarial español como a muchos de los grandes empresarios que han creado compañías que hoy son referente mundial y embajadores de primer nivel de la “marca España”... es difícilmente comprensible. Las empresas españolas –y en especial las constructoras– tienen una inmejorable reputación, presumen por el mundo de su españolidad, generan riqueza y empleo y contribuyen al crecimiento del PIB. Este ataque de cuernos gubernamental y el acoso político a las empresas sólo puede obedecer al dogmatismo ideológico del Gobierno, que le lleva a intentar controlar los medios de producción para convertirlos en herramientas útiles y dóciles a sus disparatadas políticas –la toma de Indra es un claro ejemplo– y a lobotomizar a los empresarios para que sean súbditos fieles. Estos desgarramantas no tienen ni idea de nada porque no han dado un palo al agua en su vida, no han cotizado nunca, no han dado empleo a nadie y viven de exprimir la nutrida ubre del Estado, como los sindicatos. Desconocen que todo empresario está obligado a invertir para generar riqueza, que es lo único que crea empleo y trae estabilidad, crecimiento y desarrollo, es decir, el bienestar de la gente. Y que la igualdad que tanto pregonan no viene por la vía de empobrecer a todos para que nadie tenga más que los demás.

Ojalá nos saquemos pronto de encima a este Gobierno pernicioso para la nación, pues su populismo nos acabará privando hasta de la libertad.


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