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Actualidad

01 Abril 2018

Tatuajes alusivos a las máquinas favoritas

Tatuajes máquinas

Marcas en la piel

Dejarse la piel –literalmente– marcada por la afición a las máquinas, que llevan ese amor hasta el extremo de perpetuarlo en su propio cuerpo. Eso es lo que hemos recopilado en esta sección, la querencia por dejar impreso en la epidermis tanta devoción. Los tatuajes han estado siempre de moda, desde que los egipcios lo convirtieran en un ritual hace 5000 años –algunas momias dan prueba del aserto–, y este hábito no podía escapar a nuestro sector.

Esta afición, en tiempos pasados más propia de tipos duros y maleantes, de bucaneros y pendencieros, comenzó antiguamente grabándose en la corteza de los árboles el amor adolescente; luego, cuando apareció la técnica de las agujas y el aerógrafo, pasó el corazón partido por la flecha de cupido a la piel de los amantes, donde se inscribió desde las novias que tuvo el marino en sus singladuras hasta el lema del amor de madre.

Hoy día es una práctica cada vez más común, que puede observarse en hombres y mujeres de cualquier edad, y el personal se pinta en las oscuridades lo más inverosímil que imaginarse pueda.

Esta “ciencia” se la debemos en su origen al mismo talentoso individuo que inventó la luz eléctrica: Edison, que entre sus muchísimas patentes registró una máquina que, ideada para el trabajo de oficinistas, acabó convirtiéndose en la famosa y temida aguja de los tatuadores, que con ella introducen la tinta en la dermis, capa que al ser más profunda que la epidermis se encuentra protegida del descamamiento y el deterioro ocasionado por agentes externos, como la luz del sol, para conseguir su objetivo de inmortalizar el cuadro; lo que no salva a los pigmentos del ataque del sistema inmune, que interpreta el tatuaje como la herida que es y envía hasta allí un regimiento de glóbulos blancos. Sin embargo, esto no es tan nocivo como parece. Recientes estudios científicos confirman los efectos beneficiosos del tatuaje sobre el sistema inmune. Por no hablar de la correlación existente entre el número de tatuajes y el nivel de autoestima del individuo que los transporta, por lo que llega un momento en que se convierte en una verdadera adicción. Esta es la culpa de que algunas personas se enganchen a los tatuajes: la liberación de sustancias como las endorfinas, que son producidas por la glándula pituitaria y el hipotálamo como respuesta natural al dolor lógico de que nuestra piel sea perforada por una aguja.

Motivaciones y sentimientos
Las causas que pueden llevar a las personas a tatuarse la piel pueden ser tan variadas como también lo son las razones para arrepentirse de haberlo hecho.

Aunque tampoco conviene buscarle tres pies al gato ni psicología al hecho en sí. Es cuestión de sentimientos y caprichos. Cada cual se graba los iconos que adora o le motivan en un momento dado y sin pensarlo mucho: una máquina de coser, la mariposa de turno; el escudo del regimiento donde se hizo la mili; el avión favorito; la tía en pelotas de sus sueños o la marca de maquinaria a la que es fiel por trabajo, como es el caso que nos ocupa con estos equipos objeto de tatuaje.

Así, nos encontramos con auténticos adoradores de primeras marcas, como el que figura en la página de al lado, que prácticamente ha convertido su espalda en un catálogo ambulante de productos Caterpillar. Muy bien grabado, por cierto. Igual que el tatuaje de Doosan que lleva el operario en la foto de arriba; o el de JCB que se muestra en el brazo a la derecha de estas líneas.

Los tatuajes pueden ser sencillos y en blanco y negro o complejos y llenos de pantones; unos son discretos y otros muy llamativos; unos saltan a la vista y otros se llevan discretamente, como un pecado venial; unos reflejan una parte de la máquina y otros la máquina entera; unos están personalizados con la marca y son fiel reflejo del modelo elegido y otros son genéricos; unos son más vistosos que otros y al final depende del talento del artista la espectacularidad final del trabajo.

En esto, como en casi todo en la vida, hay auténticos artistas capaces de crear obras que podrían ser inmortales si no fuera por la perecedera materia del lienzo sobre el que están pintadas.


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