Skip to main content

Actualidad

01 Julio 2018

En defensa de los motores diésel

David Bell He pasado la mayor parte de mi vida laboral con JCB, lo que supone más de 40 años de trabajo. He estado involucrado en la industria de la construcción durante estas cuatro décadas y ha sido realmente un honor trabajar en un sector que está mejorando las necesidades básicas de la Humanidad y el medio ambiente en el que vivimos.

He visto casas construidas en todo el mundo para proporcionar refugio y hogares para vivir, y la construcción de infraestructuras de suministro de agua y alcantarillado para mejorar la salud pública de personas en los países emergentes, y la sustitución y renovación de nuestros propios sistemas de servicios públicos aquí en Europa: hospitales construidos para el sector de la salud; escuelas construidas para nuestro sector educativo; carreteras y ferrocarriles construidos para mejorar nuestra capacidad de viajar y ser más eficientes en nuestra logística y en nuestros negocios; y las infraestructuras digitales para ofrecer conectividad en nuestros países.

Pero sobre todo ha sido un gran honor haber estado involucrado en la configuración del medio ambiente y de la construcción del mundo en el que vivimos. Por supuesto, estas necesidades y servicios siguen aumentando. En los próximos treinta años se espera que la población global crezca de 7000 millones a 10000 millones. El número de habitantes de las ciudades aumentará del 54 por ciento de la población actual del planeta al 70 por ciento. Eso significa más casas, más hospitales, más escuelas, más carreteras y ferrocarriles. Así que, en última instancia, una gran demanda de construcción. Por lo tanto, es bastante irónico que el sistema de energía básico de impulsión que utiliza la mayoría de las máquinas de nuestra industria, como son los motores diésel, estén en entredicho y sufran los daños colaterales causados en gran parte por los escándalos de los motores diésel del sector automovilístico. Así que en lugar de ser los promotores del crecimiento, la percepción que la mayoría de la población tiene actualmente de nuestras máquinas está empañada por la reputación de los motores que utilizan. Esta percepción no podría estar más alejada de la realidad. La industria ha hecho grandes progresos en el cumplimiento de la agenda establecida para minimizar el impacto medioambiental de sus máquinas.

Una legislación más estricta también ha influido significativamente en la forma en que trabajamos y en nuestra respuesta al nuevo mundo que estamos ayudando a construir. Particularmente destacable es la inminente entrada en vigor de la Etapa V de la legislación europea para regular las emisiones de gases de escape en motores. Sin embargo, a pesar de la estricta autorregulación de la propia industria y de esta legislación en vigor, las preguntas que se siguen planteando son: ¿es seguro el uso del combustible diésel? ¿Representa un riesgo para la salud pública? ¿Y qué se puede hacer para mejorar las cosas?

Como cualquier tema complejo, las respuestas no son simples y me gustaría explicar cómo vemos el futuro, un futuro en el que el diésel sigue desempeñando un papel importante en el sector de los equipos de construcción.

Para poner este tema en contexto, ciudades como Londres y muchas otras capitales europeas ya incumplen los límites legales de contaminación. Y con la esperada explosión global de la población, a menos que se aborde el problema del nivel de contaminación, nuestras ciudades se asfixiarán.

Pero si se toma a Londres como ejemplo, aunque es cierto que los motores diésel, en todas las formas de transporte, representan el 50 por ciento de la contaminación atmosférica en la zona metropolitana de Londres, los vehículos más antiguos son los principales culpables de la contaminación.

El total de los equipos de construcción que funcionan actualmente es responsable de una proporción muy pequeña del total de la contaminación. Por cada una de las máquinas de construcción actuales hay 228 vehículos circulando por las carreteras de la GLA (Greater London Authority, el municipio de Londres y su área metropolitana). También hay que destacar que la mayoría de los equipos de construcción que trabajan en las obras pertenecen a flotas de empresas de alquiler que sustituyen sus máquinas cada dos o tres años. Por lo tanto, no tenemos muchas máquinas viejas en funcionamiento. Tenemos máquinas diésel muy nuevas y limpias. Incluso este pequeño porcentaje tiene un impacto medioambiental mínimo. La realidad es que las maquinas diésel tienen un papel importante en el impulso de la construcción de nuestras ciudades.

Aquí hay algunos hechos a considerar. Los motores diésel son eficientes, comparados con los motores de gasolina. En concreto, utilizan alrededor de un 20 por ciento menos de combustible, emiten un 15 por ciento menos de CO2 y cuestan menos para funcionar. Los últimos motores diésel utilizan tecnologías eficaces para el control de emisiones; por ejemplo, los filtros de partículas diesel (DPF), sistemas de recirculación de los gases de escape, catalizadores diesel de oxidación y catalizadores de reducción selectiva. Estos sistemas reducen el contenido de óxidos de nitrógeno NOx en los gases de escape finales, así como el contenido en partículas expulsadas, a menudo a niveles más bajos que los producidos por los motores de gasolina.

El combustible diésel es increíblemente denso en energía. Contiene más energía que la gasolina, el gas natural, algunos tipos de baterías eléctricas y muchos otros combustibles o fuentes de energía habituales. De hecho, por unidad de masa, el diésel contiene alrededor de 54 veces más energía que las baterías actuales de iones de litio.

El combustible diésel es fácilmente asequible y no es explosivo, lo que lo hace seguro en su manejo y distribución, lo que también significa que puede ser transportado fácilmente a obras, incluso en localizaciones remotas donde no llegan otras fuentes de energía.

Finalmente, los motores diésel ofrecen por su naturaleza, un par de fuerza muy elevado con una construcción robusta y resistente en aplicaciones duras. Son el tipo de motor ideal para aplicaciones en condiciones difíciles o extremas, incluyendo los equipos de construcción.

También existe la idea errónea de que la electricidad es la respuesta para un futuro de energía limpia en todo el mundo. Esto no es cierto. De hecho, para la fabricación de una batería de 35 kW/h, de las que se utilizan en un coche eléctrico normal, se genera la asombrosa cantidad de 6,3 toneladas de CO2. Esa cantidad es tanta como la que genera un coche diésel equivalente en un periodo de cuatro a cinco años de conducción normal.

Por otro lado, para las excavadoras de tamaños convencionales, no es cierto que el uso de la energía eléctrica no tenga un impacto importante, tanto financiera como medioambientalmente.

Realmente costaría unas 160000 libras (182000 euros) una batería de iones de litio lo suficientemente grande como para alimentar una excavadora de 20 toneladas durante un turno de ocho horas, sin tener en cuenta la gran cantidad de dióxido de carbono producido en el proceso de fabricación de la propia batería. Y luego, por supuesto, está el problema de cargar la batería. Eso produce aún más CO2. Más del 50 por ciento de la electricidad que se produce en el Reino Unido proviene de las centrales de combustión de combustibles fósiles, por lo que en las emisiones reales de CO2 de una máquina eléctrica hay que considerar las producidas en el proceso de generación de la energía eléctrica que consume. Nuestra industria ha asumido el desafío ecológico energético y ha invertido en limitar su impacto sobre el medioambiente. Cuando la legislación de la Etapa V entre en vigor en enero de 2019, los motores Ecomax de JCB estarán muy cerca de las cero emisiones. Como parte relevante de esta industria, JCB está trabajando para cumplir con su parte del compromiso y esperamos que el Gobierno y las instituciones lo reconozcan.

El sector de los equipos de construcción en el Reino Unido es de vital importancia para nuestra economía. Genera una facturación anual de 11000 millones de libras (12500 millones de euros) y también gasta 200 millones de libras (227 millones de euros) cada año en investigación y desarrollo. El sector de los equipos de construcción también emplea a 40000 personas en las instalaciones y empresas fabricantes, y en el Reino Unido da trabajo a más de 2 millones de personas en total, teniendo en cuentas empleos indirectos. Esta es una industria que se toma sus responsabilidades seriamente, y empresas como JCB están a la vanguardia del desarrollo de motores con tecnología diésel limpia.

En pocas palabras, el motor diésel funciona. Por lo tanto, si vamos a construir las casas que necesitamos, los ferrocarriles de alta velocidad, las escuelas, los hospitales y toda la infraestructura digital que demanda la sociedad aquí en Europa, así como satisfacer las necesidades básicas de viviendas y servicios como agua potable y saneamiento en los países emergentes, vamos a necesitar tecnología diésel limpia, que no tardará en estar disponible.

Hay un refrán que dice que un gran poder implica una gran responsabilidad. Con todo el tiempo que llevo trabajando aquí, soy un firme creyente en el gran poder de los motores de JCB y también en la gran responsabilidad que asume nuestra empresa y nuestra industria en minimizar su impacto en el medio ambiente.

Conferencia dictada por David Bell el pasado mes de marzo durante el lanzamiento de la nueva Serie X de excavadoras hidráulicas de JCB.


Artículos relacionados