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Actualidad

01 Octubre 2018

Políticos nefastos

primitivo fajardoMe debo estar volviendo politófobo porque cada vez que veo a un político eviscerando necedades –no digamos si es el Presidente del Gobierno– se me disparan los pelos como púas de puercoespín, mi jeta adquiere un brillante tono bermellón y la vena de la sien se me hincha como un sarmiento.

En consecuencia, no puedo reprimir el instinto de tostarle la sesera en el microondas, a ver si le maduran las ideas. Y es que no hay manera de dar con uno decentito y presentable.
El semoviente que usurpa la Moncloa es clavado en idiocia y altura –física y de cortas miras– a su impasible predecesor, aunque el de ahora con más ínfulas napoleónicas, pues el otro ni al trote cochinero liberador de endorfinas espabilaba.

Resulta que la regeneración de la política para tan inquieto zascandil es viajar a los conciertos en Falcon oficial y a las bodas en Súper Puma.
¡Cuánto daño hizo el Guerra con el uso privado del Mystère! Lleva el tío camándulas cuatro meses en el poder y ya pagamos a escote sus compromisos con los diablos a los que ha vendido su alma a cambio de los mullidos asientos de las aeronaves presidenciales: nacionalistas periféricos y centrífugos, republicanos chupasangres y con olor a alcanfor y titiriteros antisistema de piscina y casoplón; es decir, las hienas que persiguen despedazar España.

Bajo mínimos, sin pasar por las urnas ni el Congreso y toreando al Senado, el matón de Moncloa anda a decretazo limpio y mintiendo más que habla. Si echamos pestes del Berberecho y del Bobo solemne, este falsario va a superar con creces la nausea que nos producían sus predecesores, que ya es superarse.

Qué hartura producen estos populistas de baja estofa, indigencia intelectual y gustos estragados, en constante movilización –como el burro en la noria– para tocarnos los cilindracos a los paganinis de sus sueldazos y prebendas.

Siempre envueltos en cortinas de humo para ocultar su ineptitud o sus aviesas intenciones, con su artera habilidad de filibusteros cacarean problemas ine - xistentes para darnos la solución con una demagogia que suele resultar muy efectiva porque en este país hay cada vez más iletrados y, en consecuencia, masa manipulable por los gurús vocingleros al servicio mediático de la causa en la que ellos hozan. Ya lo decía Joseph Pulitzer, el del premio: “Una prensa mercenaria, demagógica y corrupta, con el tiempo producirá un pueblo tan vil como ella”.

El caso de Cataluña es un ejemplo tan paradigmático como vergonzoso. Como lo es la tesis fraudulenta de nuestro docto presidente, defendida hasta el ridículo por los mismos medios que han quemado en la hoguera a los demás por sus másteres regalados.

Como las armas vendidas a Arabia Saudí, esas bombas que son asesinas, racistas y heteropatriarcales si las venden unos, pero son precisas, ecológicas y bombones para niños, si las venden otros. Este sepulturero del Pesoe, que ha elegido como ministros a un elenco de bubones que, como él mismo, trae corrompido de casa hasta las cutículas, se ha instalado en la indolencia aupado cual cornaca a nuestros lomos de manera indecente para procurarse la paga vitalicia.

Con la inteligencia del paramecio, no tiene otro afán que pincharnos las orejas con un aumento del gasto y nuevos impuestos para “ricos” que pagaremos todos menos los ricos; con una política territorial marcada por los nazis golpistas de la barretina y sus payasos sin fronteras; con los medios públicos cedidos a la manipulación de los perroflautas liberticidas para “educarnos” en su adoctrinamiento bolivariano; con la necedad de abrir las fronteras a la inmigración ilegal en oleadas; y lo más urgente: revivir a Franco, pues sin el interfecto pierde el norte.

Los que vivimos los estertores del dictador lo teníamos olvidado hasta que Mr. Bean, el pájaro al que tratan de “imbécil” en el extranjero, lo resucitó con su revanchismo cainita y guerracivilista. Todo esto es lo prioritario para los españoles, que no sabríamos qué hacer con nuestras viles, desbocadas y pecadoras existencias sin su adanista intervención, sin la divina providencia que le asiste y sin la doctrina que como a Zoroastro le ilumina.

Menos mal que ya se encargan él y los suyos –más la banda purulenta de chantajistas que le amasan sus alados pelendengues– de decirnos con sus prédicas moralizantes quiénes son los buenos y cómo debemos comportarnos para no ser tachados de autónomos y librepensantes, incapaces de asumir lo políticamente correcto, reaccionarios a la verdad impuesta, refractarios a la domesticación ideológica y, en consecuencia, grey de fachas irredentos y carne ajusticiable.

No hay manera de acertar con estos politicastros cuya incapacidad de raciocinio es un mar sin orillas, un océano de arena su falta de sentido común y un misterio su pulsión egoísta. Si los anteriores se lo llevaron a espuertas mientras con la excusa de la crisis nos metían el estoque en el morrillo hasta la empuñadura... estos hacen lo propio, pero además prohibiéndolo todo con su intervencionismo patológico y sacando a pasear sus rencores medievales. Ninguno llega para pelear por un proyecto común; todos vienen con el ansia de hacer justo lo contrario de lo que predicaban como panacea para salvarnos el pellejo.

Vienen con el determinismo biológico de destruir aquello de lo que viven. Entre unos y otros han convertido las instituciones en una mafia cuyo único fin es recaudar y desplumarnos –la mafia te protege si pagas, estos ni eso–.

En cuanto tocan pelo de poder ven el cargo como un premio merecido, el Estado como un botín a repartirse y al pueblo como diana a la que embestir con su tozudez caprina. Si un presidente sale malo, el siguiente lo hace bueno.

Fatal destino el de esta gran nación porque siempre cae bajo la égida de una casta de chacales que, sin honor, dignidad ni vergüenza, solo busca su interés personal y acaba dejando la besana hecha un erial y a nosotros en pelota picada.


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