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Actualidad

01 Abril 2021

Los fondos europeos

primitivo fajardoMenudo cacao tiene organizado el dichoso Gobierno con las vacunas. Bueno, con todo. Y en todos los frentes que ha calado como melones para dejar que se pudren al sol, empezando por los muertos de la pandemia. Lo mismo hizo con las mascarillas hace un año, obligando a las autonomías y los ayuntamientos a buscarse la vida por su cuenta; o con el programa de desescalada, el famoso “plan de la nueva normalidad”, aquel demencial caos que montó para soltarnos del encierro por fases, horarios, edades y actividades, con lo que dio por zanjada la pandemia, soltó amarras y nos tragó de nuevo la tormenta del coronavirus. Para achicar responsabilidades se inventó la “cogobernanza” y le largó el paquete a las comunidades autónomas, que convertidas en reinos de taifas han acentuado las desigualdades territoriales y añadido más follón al ya montado.

Echar la vista atrás es un horror continuo porque todo lo que toca este semoviente lo convierte en guano. Desde que accedió al poder, de aquella manera, vía moción de censura aliándose con los delincuentes pudremitas, vascuences y cataláunicos, el deterioro de España como Estado nos ha devuelto a la radicalización de la década de los años 30 del siglo pasado, ahondando en la división entre españoles que ya iniciara el Bobo solemne, de infausto recuerdo, que anda de mamporrero bolivariano.

Una banda de lerdos, inútiles y maleantes dirige el país y así nos va. Véase el famoso Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que el napoleoncito monclovita, esa luz en el horizonte que bendice nuestro camino al averno, ha trajinado a espaldas hasta de sus ministrillas de cuota, que tuvieron que aprobarlo a matacaballo sin haberlo leído siquiera porque enviarlo urgentemente a Bruselas era la prioridad, si no queríamos perder el pastucial de la Comisión Europea. Eso después de habernos vendido la mula tullida nueve veces, con música.

Qué estará perpetrando el pájaro en la oquedad tamaño sima de su perjudicada molondra... Miedo me da porque a saber el dinero a dónde irá a parar. Aunque es fácil imaginárselo: repartirlo en el aprisco de sus acólitos rellenando con el maná europeo los pesebres ideológicos. Avisó del peligro –con toda la razón a tenor de la trayectoria errática gubernamental– el recién nombrado presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), Pedro Fernández- Alen, que en el Foro Potencia previno la posible incapacidad del Ejecutivo para gestionar debidamente tiempos, cantidades y repartos de estos fondos europeos de la recuperación, como ya pasó con el Perito en nubes y su nefasto Plan E. (¿Eh?).

UNA BANDA DE LERDOS, INÚTILES Y MALEANTES DIRIGE EL PAÍS Y ASÍ NOS VA. VÉASE EL FAMOSO «PLAN DE RECUPERACIÓN, TRANSFORMACIÓN Y RESILIENCIA » QUE EL NAPOLEONCITO MONCLOVITA, ESA LUZ EN EL HORIZONTE QUE BENDICE NUESTRO CAMINO AL AVERNO, HA TRAJINADO A ESPALDAS HASTA DE SUS MINISTRILLAS DE CUOTA.

El liante del bullarengue pegado al Falcon ha neutralizado cualquier discusión de las medidas que marca el documento del plan, siendo las más espinosas las relacionadas con las reformas fiscal, laboral y de las pensiones. Cómo sería la cosa que hasta algunos ministros –la mayoría tan lerdos como él, quitando un par de casos– se quejaron porque el plan debía haberlo coordinado la comisión interministerial que se creó al efecto. Al final, como es costumbre, todo obedece al esguince mental de un soplagaitas impresentable al que se le hincha el belfo cacareando la palabra “diálogo” pero va por libre y ni dialoga, ni consulta, ni pregunta, ni cuenta con nadie. Ni del Gobierno, ni del partido, ni de las comunidades autónomas, ni de los agentes sociales... Solo sus lacayos más íntimos, atrincherados en la servidumbre de las cloacas, disfrutan de sus migajas neuronales mientras inclinan la cerviz asintiendo a los caprichos del bwana infalible detector de fascistas. Esa imposibilidad del Gran Timonel de trabajar en equipo, unido a la su falta de conocimientos y experiencia, a su empecinada voluntad de hacer el mal, a su actitud pertinazmente guerracivilista, fomentando que sus socios nos envuelvan en un sórdido ambiente de violencia, y a su conducta obsesivamente arbitraria, negligente, egoísta, petulante y tontolaba son elementos generadores de crispación, división y pobreza.

A las pruebas me remito: en 2020, este portento de la política, el iluminati de la Agenda 2030, ha logrado la peor gestión sanitaria del mundo; ojo, no de Europa, del mundo. Y de propina la peor gestión económica de la OCDE, con una deuda total monstruosa del 160% del PIB, que será la ruina de la nación. Al tiempo, mientras henchía la Administración Pública con miríadas de enchufados con unos sueldos medios disparatados, lograba situar al país como líder de Occidente en desempleo, el 26%, en desigualdad, en colas del hambre y en destrucción de la clase media, que es la que al final siempre paga la fiesta del dispendio socialista, y en esta ocasión también pudremita. Pero no se para en trincheras y busca batir nuevos records en subidas insoportables de impuestos, con la obsesión fija en los autónomos, en sucesiones y donaciones, para que todos los bienes del sufrido contribuyente sean expoliados por generaciones.

Este caudillito déspota, progre de nuevo cuño, que solo persigue mantenerse a toda costa en el poder, aprovechándose de las demoledoras consecuencias de la pandemia, ha trastocado la soberanía nacional, y con su falta de competencia profesional, de lealtad constitucional y de responsabilidad personal, claves necesarias que deberían adornar a quien aspire a gobernar un país, que solo son posibles si se ejercen por ciudadanos de reconocida solvencia, experiencia y preparación, nos lleva por el peor camino y a la catástrofe permanente.


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