La revista Rocas y Minerales, publicación hermana y pionera de nuestro sector, buque insignia de Fueyo Editores, ha cumplido 50 años de vital andadura y lo ha celebrado en verano de manera ejemplar: lanzando las campanas al vuelo, echándose unas flores y largando páginas a su número 600 hasta conformar una edición especial en formato libresco, que a mí me parece una excelente manera de cuadrar medio siglo de fulgurante y exitosa singladura editorial. En él he tenido el honor de participar gracias al afecto y la amistad de tantos años deambulando con Laureano y Luis Fueyo por este “túnel de luces y sombras que es la vida”, que diría el poeta.

Las lágrimas por la muerte de María José Casado, madre de Luis y esposa del maestro Laureano, acaecida el pasado 25 de enero, convirtió en pólvora mojada la cohetería alojada en la santabárbara de este navío botado por él como Rocas y Minerales en 1972, prevista ese mes para celebrar con bengalas, tracas y fuegos de artificio sus 50 años. Por si fuera poco, la vida, que es injusta y marrullera –Dios aprieta y no suelta–, barrió de la faz de la tierra el hálito del propio Laureano 24 días después, en febrero. Nadie se explica a ciencia cierta cómo es posible que descarrilaran al mismo tiempo dos vidas tan unidas.

El caso es que, lejos de auto compadecerse por los malos vientos y sobreponiéndose a la trágica pérdida de sus progenitores, Luis, como buen marino y capitán del bajel Fueyo Editores desde que ocupara el castillo de popa hace casi dos décadas sustituyendo a su padre en la caña del timón, decidió que el desánimo no iba a enmohecer su rosa de los vientos y que la celebración del quincuagésimo aniversario debía aplazarse pero no suspenderse. Ha hecho algo mejor, transformar el aniversario en un homenaje de la tripulación y del mundo minero a su padre coincidiendo con el número 600 de la publicación. Muy merecido porque, entre otros motivos, con la desa parición de Laureano se extingue la regia estirpe de nuestros hidalgos fundadores, aquellos pioneros de la información técnica patria que, sin ser periodistas de formación, atisbaron en los años 60 las posibilidades de emprender la senda de la divulgación en un territorio como el de la maquinaria para obras apenas explorado editorialmente hasta entonces. Y lo hicieron a ciegas, como antaño se aventuraban los navegantes en la mar incógnita que reflejaban los espacios en blanco de los mapas.

Laureano pertenecía a ese ramillete de doctos representantes de la prensa técnica que con su trabajo y su conducta dieron categoría a la profesión y germinaron con generosidad la besana que con el tiempo habría de alumbrar muchas publicaciones más. Cuatro fueron las columnas de Hércules que sustentaron durante décadas el templo mediático de la prensa especializada en equipos para construcción, un sector que llevaba medio siglo de lenta evolución y comenzaría a progresar a marchas forzadas coincidiendo con la reconstrucción de la vieja Europa tras la II Guerra Mundial, eclosionando en nuestro país dos décadas después con el boom inmobiliario y, en adelante, con grandes proyectos de infraestructuras.

LA DECANA E INFLUYENTE «ROCAS Y MINERALES», REFERENTE MINERO EN ESPAÑA E IBEROAMÉRICA, HA CUMPLIDO EN 2022 SUS 50 AÑOS Y 600 NÚMEROS.

Por orden de aparición de sus respectivas publicaciones en el mercado, esos cuatro directores fundamentales e insustituibles, sin los cuales esto no sería hoy lo que es, fueron: Jesús Elorz Muruzábal (1939-2020), que estrenó el gremio con la creación de la revista Potencia en agosto de 1964; Laureano Fueyo Cuesta (1935-2022), que fundó Canteras y Explotaciones en marzo de 1967; Gabino-Alejandro Carriedo Alonso (1923- 1981), que lanzó la cabecera Maquinaria y Equipo en mayo de 1969; y Luis García Sánchez (1033-2006), que bautizó junto a Laureano la revista Movicarga en noviembre de 1973, un año después de que este, que había abandonado la dirección de Canteras en 1971, buscara su independencia iniciando un proyecto editorial propio: Rocas y Minerales, que apareció en enero de 1972, efeméride que se festeja en su número 600.

Es decir, de las cinco cabeceras que surgieron en España en menos de una década, entre 1964 y 1973, en tres –Canteras, Rocas y Movicarga– fue Laureano Fueyo el alquimista encargado de cocer en la retorta de su imaginación y buen hacer la fórmula del éxito fundacional, demostrada empíricamente por el simple hecho de que las tres siguen en pie y pletóricas de salud medio siglo después, a pesar de las magulladuras inherentes a tan luenga travesía. Rocas está dirigida con gran acierto por Luis Fueyo, Canteras por Lucas Varas Vilachán, que también dirige Potencia, y Movicarga por Macarena García Oliver, hija de Luis García.

Hubo otras cabeceras protagonistas, como Atemcop, fundada en 1968 por la Asociación Española de Técnicos de Maquinaria para la Construcción y Obras Públicas, dirigida en su última etapa por Antonio Arribas, o El Boletín de Subastas, de Ángel García, estrenada en 1943. Y las hay que siguen bogando, como Ingeoprés, fundada por Francisco Esquitino en 1991, hoy dirigida por David Muñoz Blasco, que además capitanea Tecnología y Equipamiento para Obras Públicas. Sin olvidar las que yo, modestamente, junto con Marisa Fraile Soria, puse en marcha: Equipos & Obras, en 1996, y, OP MACHINERY, en 2012.

En 2022, la decana e influyente Rocas y Minerales, referente minero en España e Iberoamérica, ha cumplido sus primeros 50 años. Aprovechando que el barco ha fondeado en medio de la galerna de la crisis para calafatear el casco, agarro mi botella de ron y brindo a morro con mis amigos el almirante Luis Fueyo, el contramaestre Jesús García y el resto de la tripulación, por los que siento un enorme afecto personal, para que esta nave señera siga surcando orgullosa los procelosos océanos de la información técnica con el mejor viento a favor y dando ejemplo de tesón, buen hacer y saber estar.

¡Bogad, compañeros, y muchas felicidades!