Actualidad
He vuelto del veraneo, pero, ante el desolador panorama que se nos pinta –como si lo que arrastramos desde hace un par de años fuera mejor–, de buena gana me marchaba otra vez. Ha sido pisar el Foro y escuchar un “clack”, como en un campo de minas. Me tiemblan hasta las cutículas ante las barrabasadas del patético Sanchinflas, el ecce homo de la política. La penúltima, inventarse una Ley de Información Clasificada –sustituta de la de Secretos Oficiales– para frenar su caída libre en las encuestas. Conociendo al paisano y su ambición sin límite, falta de escrúpulos, ética y moral, se inventará mil atrocidades para seguir atrincherado en el Falcon.
La gente está hasta el moño de este insolvente y las encuestas le dejan en ridículo, pero como buen psicópata lo achaca a las oscuras maniobras de fuerzas tenebrosas y a señores poderosos con puro y chistera que le acechan desde los oráculos económicos, judiciales, eclesiásticos, políticos y mediáticos, conjurados en unísona maniobra para cargárselo. A él, que es la reencarnación de la madre Teresa de Calcuta en el XXI.
Para abortar la maniobra que denuncian las voces que oye en su cabeza, su perfidia progre le dicta venganza contra los gigantes y va a por banqueros, jueces, curas, la oposición y los escasos periodistas y medios libres que no ha podido sobornar con su fondo de reptiles –con nuestro peculio–, lo que nos devuelve a la censura franquista y a él le sitúa con los fanáticos populistas bolivarianos, esos que tanto le gustan a la grey infecta de sindicatos marisqueros, holoturias de la izquierda caviar y otros subgéneros tarados y especímenes parásitos que buscan cargarse nuestra democracia liberal.
Cuentan, además, con la inestimable ayuda de la Agenda 2030, “positiva y transformadora”, un neo manifiesto comunista auspiciado por la ONU y el Papa y respaldado por líderes occidentales como Sanchinflas –madre mía–, que nos trae una “enorme oportunidad y una nueva normalidad resiliente” (¿?), lo que consiste en demoler los principios de la economía de mercado, neutralizar los sistemas productivos, anular los suministros de energía, generar incertidumbre jurídica, desconfianza en el sistema y la supresión del modelo actual de libertades.
Parapetado tras la excusa de sanidad para todos, acabar con el hambre, energías verdes, etc., se oculta una estrategia de empobrecimiento general, control poblacional, imposición del modelo LGTBI, ultrafeminismo, indigenismo, aborto libre, elección de género, deificación del clima, carne sintética... O sea, la de vaca para los dirigentes woke, gusanos para los demás; para Sanchinflas, aviones contaminantes, para el resto, la benemérita bicicleta.
Gracias a la agenda descubrimos que la pandemia y la guerra putinesca no son tragedias ni horrores sino “una gran oportunidad para el reseteo del mundo”. Y eso con la inflación en el 11%, que ya nos ha hurtado el 25% de nuestro patrimonio, con el consumo racionado y disparados los precios del agua, la electricidad, el gas y los combustibles. Con el enemigo de la recesión a las puertas, la solución mágica para combatir tanta calamidad es quitarse la corbata. Tócate los cigotos.
LA GENTE ESTÁ HASTA EL MOÑO DE ESTE INÚTIL, PERO EL PSICÓPATA LO ACHACA A LAS OSCURAS MANIOBRAS DE FUERZAS TENEBROSAS Y A SEÑORES PODEROSOS CON PURO Y CHISTERA QUE LE ACECHAN
Pero, volviendo al anteproyecto de ley sobre información clasificada que el Ejecutivo ha perpetrado por la vía de urgencia aprovechando, como hace con todo, que la gente está distraída en el chiringuito de la playa tomando cañas y midiendo el tafanario de las macizas en tanga, es una propuesta inquietante que se carga preceptos básicos de la Constitución, como la libertad de información. Es el modelo de ingeniería social marxista que invoca la libertad para anularla. Busca el monopolio ideológico, la dependencia de los ciudadanos de sus gobernantes, la monitorización de la vida privada y cercenar la libre expresión de cada sujeto. Esta cacicada contempla multas millonarias para quien ose desafiar a Sanchinflas y clasifica la información en categorías: alto secreto, secreto, confidencial y restringido, con un nivel de protección diferente en función del “peligro” que suponga para la “seguridad del Estado”, que es como llaman ahora a protegerse el Gobierno ante cualquier crítica que afee su imagen pura.
Como todo son críticas porque no aciertan ni cuando yerran y su opacidad en cuestión de transparencia es “materia clasificada”, imponen el bozal mediático con este instrumento legislativo para evitar que al macarra monclovita le sigan preguntando por los vuelos privados en Falcon y Súper Puma, los indultos a los golpistas catalanes, los beneficios penitenciarios a los de la bomba y el tiro en la nuca, los millones dilapidados en material sanitario y en contratos a dedo durante la pandemia, el falso comité de expertos, el rescate de la compañía aérea Plus Ultra con un solo avión, colocar a su mujer y amiguetes, el uso del CIS en beneficio propio, el destierro del emérito, las maletas de Delcy, la entrega del Sahara a Marruecos, pretender normalizar la corrupción socialista –caso de los Ere’s– e indultar a los corruptos cuando son suyos o de sus socios terroristas, golpistas, perroflautas, etc. Provoca arcadas ver a Sanchinflas denigrar la justicia para justificar la fechoría de los gerifaltes andaluces, aplaudido por su partido y alentado por sus bardos mediáticos. El Gobierno está empeñado en normalizar el delito desde el máximo nivel institucional.
La pulsión antidemocrática de la izquierda manifiesta su esplendor en defender lo anómalo, lo que va contra el orden natural y el sentido común, contra el bienestar de la gente; en convertir lo deleznable en aceptable, la chapuza en acierto, la villanía en virtud y la trampa en norma. Okupas, madres secuestradoras, inmigrantes violadores y toda especie delincuencial es alentada y aplaudida.
Insisto en que nuestro Neroncito progre hará lo que sea para seguir esnifando el keroseno del Falcon. Si le hace falta lo usará para quemar Roma.