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Actualidad

29 Enero 2020

La Conjura de los Necios

primitivo fajardoTronchado estoy, como un eje de abscisas y ordenadas, desde que la nueva “agencia de colocación” llamada “Gobierno de coalición” se puso en marcha con una performance histriónica de pasarela de moda tan cursi e hilarante como vergonzosa, entregándose la caterva de ministros y ministras al posado ante la prensa en sus tomas de posesión. Para el Ejecutivo salvapatrias los Ministerios no son cargos de responsabilidad para sus miembros y miembras, sino galardones con los que el amo concede a los sumisos favores y prebendas, y se ha de “visibilizar” la estulticia. Por no hablar de la risa nerviosa que produce analizar la inquietante vocación de ingeniería social que rezuma el título vacuo de tanto nuevo Ministerio.

Pues nada, ya maniobra en el alcázar de popa de la nao capitana de esta nación de naciones un megagobierno hipertrofiado de bultos sospechosos y enemigos agazapados que se autocacarea “progresista y democrático” –progres que en nombre de la ecología nos quieren devolver por la fuerza a las cavernas–. Se ve que los anteriores gobiernos, desde la Tran sición, han sido todos retrógrados y totalitarios. Cachislamar, cuarenta años surcando a ciegas el proceloso océano de esa excrecencia reaccionaria que es la monarquía parlamentaria... Menos mal que nos van a conmutar la pena por algún populismo rampante, esos que tanto beneficio han traído a la humanidad: narcoestados bolivarianos, dictaduras comunistas centroamericanas, satrapías de oriente medio y lejano, y otras repúblicas bananeras.

EMPIEZA 2020 EN ESPAÑA CON JINDAMA GRACIAS A LA CONJURA DE LOS NECIOS SURGIDA DE LAS TRAMPAS PARA OSOS DE LA POLÍTICA Y CAPITANEADA POR EL BELLIDO DOLFOS QUE PROCLAMARON LOS CANTARES DE GESTA.

Quiero decir que hemos estado en este país de almas descarriadas demasiado tiempo sometidos a los males del vive y deja vivir y esto se tenía que acabar. Era mucha libertad sin ton ni son tras cuarenta años de franquismo y se estaba carcomiendo el maderamen del buque patrio. Necesitábamos equilibrar con otra dictadura, pero esta vez del signo contrario. No es de recibo estar expuestos a la zozobra del Estado de Derecho, al temor de la economía liberal, al vértigo de las elecciones libres, a la vergüenza del capitalismo, a la sinrazón de la libertad individual, a las sospechas de la justicia independiente, a la falta de control de las instituciones, al dolor de pensar por nosotros mismos, al horripilante desamparo del adoctrinamiento, al espanto de que nuestras vidas y haciendas no sean patrimonio de papá Estado, a la orfandad del lenguaje inclusivo, al dominio del heteropatriarcado y a las mil galernas que desde el averno nos han enviado, como las siete plagas de Egip to, tanto la condenada derecha como la izquierda ultramontana, o sea, la casta del bipartidismo, del que tanto hemos despotricado por su afán cleptómano, pero acabaremos añorando porque la caspa llega corrompida desde la cuna.

El sistema surgido del 78 ha sido tan nefasto para nuestro país que el olimpo de los redentoristas perroflautas, encabezado por el alfeñique estalinista del casoplón, que hace dos lunas le robaba la noche al chulángano monclovita, reclamaba un cambio radical y este lerdo mercachifle, herencia del gandul y cagueta Berberecho, nos lo ha colado dentro para ponerlo en marcha. Si a esta tropa le aunamos la horda de bogavantes y bribones de incalificable ralea que ha enrolado en la galera para eternizarse en el puente de mando... inolvidable será la singladura, pues es grey sin ley que busca fortuna en las fétidas aguas de las cloacas del poder. Hablamos de torreznos golpistas cataláunicos, gudaris patibularios y corsarios de aldea reclutados entre la escoria filibustera de la mafia centrífuga, a los que rinde pleitesía y su parte del botín por auparle a gobernar la nave que quieren hundir.

Las deudas, el ansia de poder y el carácter déspota, demagogo y embustero del pomposo judas redivivo le llevan a retorcer el brazo al Estado y a ciscarse en Montesquieu y su separación de poderes: “Desjudicializar la política” es el eufemismo de doblegar la Constitución al capricho de sus socios delincuentes. Dispone de una agitadora tribu mediática ducha en blanquear o silenciar sus maldades, aplicar cordones sanitarios al políticamente incorrecto, demonizar al refractario al pensamiento único y potenciar su pedagogía feminista, guerracivilista y glorificadora del gran timonel. Y así, permutar la realidad, borrarnos la memoria y que santifiquemos sus majaderías.

Con la catadura moral del engreído Simbad y tan canalla tripulación surcaremos los mares de la legislatura sin riesgo de encallar en los arrecifes de la quiebra, la división y la ruina. No hay temor por la deriva ya que el señero bajel va viento en popa hacia la arcadia feliz gobernado por el ambicioso líder, los bolcheviques y los batracios independentistas, dioses que nos bendicen con su bonanza proverbial tras la tempestad de cuatro décadas de democracia, como escampó en Macondo tras cuatro años de pertinaz diluvio.

Fuera de sorna, empieza 2020 en España con jindama y desde cero porque el estreno del año, gracias a la conjura de los necios surgida de las trampas para osos de la política y capitaneada por el Bellido Dolfos que proclamaron los cantares de gesta, no augura nada bueno para nuestro futuro. Y porque los pontífices de esta fatua progresía y sus sañudos aliados traen en las vísceras la pulsión de la Stasi: fiscalizarlo y prohibirlo todo; y el adanismo tatuado en la mueca marraja de sus pétreos rostros.

Aquí, en estos cuarenta años, no ha habido democracia, ni somos uno de los países del mundo con más larga y densa historia. Ellos son los primeros demócratas en pisar esta tierra y los únicos en fundar una familia; los primeros en defender a las mujeres, homosexuales e inmigrantes; los únicos cargados de razón y dotados de superioridad moral. Son los primeros en gobernar este país secularmente indócil y perennemente imbécil. Y los únicos que harán historia porque van a cambiarla a beneficio de inventario. Aviso a navegantes: antes de ellos no había nada; después, no quedará nada


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