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Actualidad

01 Enero 2022

Función Circense

primitivo fajardoComienza 2022 con la zozobra e incertidumbre que nos consume desde 2018 que dirige la pista central del circo carpetovetínico el patético Sanchinflas y se nos ha caído encima hasta la carpa. Gracias a este payaso sin gracia (diagnóstico, no insulto) la pandemia es un sainete de incompetencias espeluznante, la economía una opereta bufa, con los precios, la fiscalidad y la inflación disparados, y con el tontaco deconstruyendo el sistema constitucional usando de martillo demoledor a la nutrida nómina de clowns enemigos de España con los que ha montado la función para darnos por retambufa: rufianes supremacistas, sicariato gudari, perroflautas garrapatas y el clan de charlines sindicalistas de coca, rabizas y langostinos.

Este zascandil de molondra hueca e instinto depredador del presupuesto público y otros recursos patrimoniales del Estado, lo que incluye la apropiación indebida de los fondos europeos para sus pesebres y caladeros y abusar de la flotilla del Ejército del Aire para orear sus criadillas con higiénicos paseos a reos, mantiene incandescente la llama del guerracivilismo que prendó hace muchas lunas otro tontilón de cociente intelectual próximo a la indigencia mental, que llegó  a la presidencia del Gobierno por la vía de cercanías: el Bobo solemne, mamporrero del chavismo que tras dejar arruinado el país anda comprometido con la grey cómica del comunismo mundial para mantener “calentita” la sangre gélida de los españoles partidos en dos que anunciara Antonio Machado. “Nos conviene que haya tensión”, le confesó  el inepto a Gabilondo en el plasma amigo.

Su alumno tontucio pero aventajado de la gauche caviar le ha superado en comicidad al aliarse con tontainas periféricos y centrífugos, marqueses antisistema de nómina fija y casoplón y demás bufones de alquiler para seguir atizando bofetones al público con la mano abierta del sectarismo, su obstinación de acémila mesiánico, su soberbia y su ambición. La faceta en la que deslumbra el catedrático memo –Doctor Cum Fraude– es la mentira. Miente tanto que da vergüenza ajena, y engaña a los espectadores que se dejan mientras brea a impuestos a los únicos tontos a los que esquilma: la clase media y los autónomos.

Sobresale en “méritos” como saltarse a la torera las leyes con total impunidad, regar desde el Ejecutivo con el cuerno de la abundancia del presupuesto a sus infinitos pesebres ideológicos y mediáticos, hipertrofiar con sumisos de la cuerda el empleo público y tener el país hipotecado y expuesto a las vísceras de pez globo del nacionalismo, al cuestionamiento de la Constitución y al revisionismo histórico. No hay chiscón sin fiscalizar por la idiocia fatua y engreída de este charlatán de feria vanidoso, farsante y ridículo que ha trocado al socialismo en una estafa, al Gobierno en una oficina de colocación y al Estado en una mafia insaciable y saqueadora del contribuyente. Esto es pura corrupción por parte del listillo director y sus payasos tontos salteadores de caudales públicos. Tanto como meter la mano en la caja.

CON PAYASOS TAN LETALES PARA LA CONVIVENCIA HA PERDIDO VALOR LA PALABRA, SE ESTÁ  SECUESTRANDO LA RAZÓN Y SE CONDENA AL CRÍTICO A LA ULTRATUMBA. EL PROGRESISMO REGRESISTA HA TRAÍDO UN AUMENTO DE LA CENSURA.

Tras cuarenta años de estabilidad social y crecimiento democrático, arribaron a la carpa circense gubernamental el Perito en nubes y Sanchinflas, bufones muy alejados de la socialdemocracia que caracterizó  al partido que dio aliento a la sociedad en la Transición. Su objetivo: crear la tensión política que les conviene –divide y vencerás– para que el griterío y el extremismo se adueñen de los partidos y de la calle y nos quiebren de nuevo en las dos Españas de Machado, que hoy, con la polarización extrema entre progres y fachas propagada por sus vociferantes crótalos a sueldo del fondo de reptiles, se hallan abocadas más que nunca al recelo mutuo, al odio visceral y a la autodestrucción.

Con payasos tan letales para la convivencia ha perdido valor la palabra, se está secuestrando la razón, se condena al crítico o al discrepante a la ultratumba y se le sepulta con un odio africano. El crecimiento de la ofensiva populista de este progresismo cómico y regresista y del caciquismo gubernamental han traído un aumento de la censura –y lo que es peor y de nefastas consecuencias, la autocensura– que amenaza nuestra esencia democrática, la justicia, la libertad y la igualdad. Y propagan a pulmón libre su intolerancia, su dogmatismo y sus mantras progres: no comas carne ni dulces, no viajes en avión, no tengas coche... Nosotros sí, que somos los payasos listos de la sopa boba. Haz lo que yo diga pero no lo que yo haga. Por el bien del planeta te queremos pobre, tonto y sumiso. Lo dicta el nuevo orden mundial de la Agenda 2030.

En esta truculenta función circense de acoso y derribo a la nación he de recordar al zángano Berberecho, górgola medieval que arrumbó a su pandi a vegetar en el limbo. Los culpables lo son por acción, pero también por omisión. Con mayoría absoluta, no solo no desmontó las charlotadas perpetradas por su miserable antecesor sino que, incapaz de sacudirse la pereza para remediar los males que el otro enquistó en la sociedad –economía aparte, ejemplo demencial es la Ley de Memoria Histórica–, dejó  impoluta la besana para que el pinchalomos del sucesor la sembrara de miasmas ideológicas, pulsiones totalitarias y memeces patológicas con las que reírse de nosotros, hacernos la vida imposible y darnos miedo carcomiendo el Estado.

 Ya hay un español que quiere/ vivir y a vivir empieza,/ entre una España que muere/ y otra España que bosteza./ Españolito que vienes/ al mundo te guarde Dios./ Una de las dos Españas/ ha de helarte el corazón.

Machado encarnó como nadie el espíritu de reconciliación de los españoles. Como visionario hizo antaño esta predicción cainita que sigue vigente un siglo después gracias a los payasos de hogaño.


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