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Actualidad

01 May 2025

«Rambo», Acorralado

primitivo fajardoEstá el panorama patrio para echarse a llorar de risa... si no fuera por la gravedad de lo que está pasando. Recordemos la figura de Rambo, veterano de la guerra de Vietnam refractario al mundo civilizado, surgido de la mano maestra del novelista David Morrell y llevado magistralmente al cine por Ted Kotcheff. Inadaptado a la vida normal después de haber sido un héroe en la militar, Rambo era un boina verde que se sentía en el primer mundo como un animal herido. Cuanto más le acosaban, más peligroso se volvía. Eso está pasando en la realidad –que siempre supera a la ficción, como es sabido– con el payaso psicópata que ejerce de Don Corleone en nuestra mafia gubernamental. Una maraña de casos de corrupción le tiene completamente acorralado, pero este faro de rectitud, carente de conciencia, moral y sentido común, que llegó al poder de aquella manera para levantar muros, malversar caudales públicos, demoler instituciones del Estado y desterrar la cordura de la política, se defiende a mordiscos y patadas como Jackie Chan. Nada le afecta a pesar de hallarse sumido en una espiral de escándalos que tiñen su entorno y le ponen bajo sospecha en el certero colimador de la justicia. El caudillito carente de empatía, escrúpulos y sentido del ridículo sigue adelante tan campante. Ya se sabe que los psicópatas y yo somos así, señora.

Como buen Rambo, se crece en el castigo y arremete contra todo lo que se mueve. La última ha sido acusar falsamente a la Guardia Civil de querer atentar con bomba lapa contra su dignísima persona, sólo por investigar los delitos que le señalan como cerebro de todas las tramas. El guerrero del antifaz de la lucha contra el bulo resulta ser el mayor bulero del reino. Le ha faltado fingir que se limpiaba el polvo de las hombreras tras el atentado y lloriquear como hizo en Paiporta: “Yo estoy bien”.

En ese contexto de profunda degradación, la aparición estelar de la fontanera de la cloaca monclovita añade morbo y sordidez al chusco sainete. Las grabaciones que la implican en intentos de obtener información comprometedora sobre mandos de la Uco con el objetivo de socavar sus investigaciones, denigrar su imagen pública, desacreditar a los policías y evitar que la acción de la justicia dañe al psicópata, son pruebas irrefutables de la desesperación por proteger su entramado de intereses personales y neutralizar las acusaciones de corrupción que cercan el entorno presidencial y a su partido.

La asombrosa capacidad de este individuo avieso y desnortado para resistir el implacable aluvión de escándalos se debe en parte a la cínica complicidad de sus socios, que le mantienen en la poltrona a cambio de la pasta y los privilegios, entre otras minucias. Los sediciosos amnistiados centrífugos, los exterroristas periféricos revolucionarios de pacotilla y los perroflautas felizmente instalados en la burocracia y el casoplón están exprimiendo al máximo su debilidad y amparando sus necedades. Es una alianza de garrapatas, oportunistas, corrompidos y delincuentes que le han blindado en el poder con la engañosa excusa de la afinidad ideológica pero a cambio de permanecer soldados a la próvida ubre del Estado.

EL «GUERRERO DEL ANTIFAZ» DE LA LUCHA CONTRA EL BULO RESULTA SER EL MAYOR «BULERO» DEL REINO. LE HA FALTADO FINGIR QUE SE LIMPIABA EL POLVO DE LAS HOMBRERAS TRAS EL ATENTADO Y LLORIQUEAR COMO HIZO EN PAIPORTA: «YO ESTOY BIEN».

El ascenso al liderazgo del fantoche, fraguado en las trampas para osos de las primarias socialistas, ya mostraba los inquietantes síntomas de lo que era capaz de hacer la desmedida ambición personal de un tipejo siniestro que incluso intentó dar un pucherazo para evitar su propia destitución. Resulta significativo que de los famosos “cuatro del Peugeot”, la banda de cuatreros cleptómanos, gañanes y puteros que se dedicaba a desfalcar los bancos de votos de los militantes socialistas en provincias, y luego en el poder a trincar y malversar ajustándose cual rémoras al lomo del presupuesto, tres están olisqueando el banquillo. Sólo falta el cerebro onanista de la banda, el Uno, el Puto amo, descrito en su momento con una agudeza premonitoria como un “insensato sin escrúpulos”, que con las principales figuras de su entorno familiar y político imputadas, es cuestión de tiempo que pase del escaño azul que mancilla al banquillo de los acusados.

Otros partidos y otros políticos llegaron a corromperse mucho después de haberse aupado al engranaje del poder, cuando vieron el chollo. Pero estos venían directamente con el plano pergeñado para perpetrar el atraco. La mafia socialista, que presumía en la Transición de sus 100 años de honradez –“y 40 de vacaciones”, añadió con sorna el comunista Ramón Tamames– cumple en 2025 sus 140 años, sumidos en la más pútrida corrupción, basada en una concepción de las instituciones como método extractivo, un filón de recursos mineros aparentemente infinitos –el dinero público no es de nadie–, disponibles para el provecho de parientes, aliados y mamporreros del líder.

Nuestra democracia no previó el éxito de un modelo radicalmente incompatible con los principios más básicos del juego limpio, la integridad institucional y la decencia política. Y si en España existieran la dignidad y la vergüenza, el Estado debería tener los resortes de defensa suficientes para actuar de contrafuerte ante el acoso y la vesania de este fullero chulángano que se lo quiere cargar todo y que lo único que ha hecho, en los siete años de plaga bíblica que llevamos sufriendo bajo su hégira, es la instrumentalización de las instituciones públicas para sus fines personales.

En defensa propia, debemos expulsar del cuerpo gubernamental al sarcoma que lo está carcomiendo todo. Más que nada por salud democrática. Hay que trasladar a Rambo con camisa de fuerza al frenopático o esposado al trullo. No hay otra salida.


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