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Actualidad

01 Junio 2023

Lucas y el agua (3)

José María Pozas

Fiel a su promesa de atenderme, encuentro a Lucas dispuesto a ilustrarme con sus conocimientos sobre el agua.

—Estoy muy seguro –me dice– de que de esta, o consideramos el agua como el mayor problema que tenemos, o lo pagaremos caro, pero muy caro.

—Vaya, Lucas, me inquietan tus palabras; cuéntame, cuéntame...

—Mira, no hay científico alguno sobre la superficie de la tierra, salvo los que se venden a intereses de parte, que no esté alarmado sobre la velocidad que está tomando el proceso de cambio climático. No hemos sido capaces de limitar el vertido de CO2 a la atmósfera ni lo estamos siendo, la destrucción de nuestras defensas forestales –fíjate en el caso de la Amazonía o el sudeste asiático– más la mercantilización de todas las actividades que siguen en pie, como el hecho de que el que pueda pagar siga comprando derechos para contaminar legalmente, como si esto fuera un asunto de ricos y pobres; en fin, que, o se toman medidas urgentes o llegaremos más pronto que tarde al punto de no retorno.

—Qué me dices, Lucas, ¿tan grave es el momento?

—Grave, no, gravísimo, y entretanto seguimos sacando al santo en procesión para que llueva.

—¿En serio?

—En lugares tan dispares geográficamente como Alhaurín de la Torre (Málaga), Bornos y Vejer (Cádiz), Siruela (Badajoz) y un largo etcétera. Hasta el obispo de Solsona (Barcelona) lo ha sacado a pasear en Espunyola, y en Sevilla lo han sacado con la autorización del arzobispo. Es de suponer que a esta tropa se adhieran los evangélicos esos del PP; todos ellos adoran al mismo dios, son fetichistas, y creen que por rezar a unas imágenes van a arreglar el problema.

—¡Hombre, Lucas!

—Hay que hablar claro, ya va siendo hora. La mayoría de la población sigue creyendo que el cambio climático y la consecuente escasez de agua, de existir, es algo a muy largo plazo, tanto que quizás no lo verán nuestros biznietos, además de que entretanto se inventará algo eficaz para combatirlo, pero no es así, ¡no es así!, hay que entender que el agua se ha convertido en algo muy escaso, aparte de que es el gran hurto de los tiempos modernos, y que si hay que regar se haga en fincas públicas, no en las privadas, que hay que ahorrar el agua de las piscinas, y cuidar los pocos humedales que quedan, léase las Tablas de Daimiel, que están camino de convertirse en otro caso Doñana. Pero, hombre, si el agua es lo único esencial y su manejo genera riqueza, ¿cómo diablos se va a privatizar su gestión? Fíjate que en Chile se privatizó el agua, bajo Pinochet, y también se ha hecho en el Estado de Querétaro (México) ¡el mes pasado! Pero en Gales e Inglaterra (Reino Unido) países europeos avanzados, se hizo otro tanto en 1989. En fin, el agua ha sido históricamente causa de conflictos y de guerras, y no hay que descartar que se desaten de nuevo. Una escasez de agua estará en el origen de movimientos migratorios millonarios hacia nuestra Europa desde una África sedienta.

EL AGUA HA SIDO HISTÓRICAMENTE CAUSA DE CONFLICTOS Y DE GUERRAS, Y NO HAY QUE DESCARTAR QUE SE DESATEN DE NUEVO. UNA ESCASEZ DE AGUA ESTARÁ EN EL ORIGEN DE MOVIMIENTOS MIGRATORIOS MILLONARIOS HACIA NUESTRA EUROPA DESDE UNA ÁFRICA SEDIENTA.

—Pues sí que lo pones bien, Lucas.

—Es que no hay otra. Hay que empezar a cuestionarse muchas cosas que tenemos muy enraizadas, por ejemplo, el turismo que tanta riqueza nos proporciona: ya se sabe que una buena parte de lo que pagan los turistas que vienen a España se queda en sus países de origen, que allí pagan el avión, el hotel o el piso turístico, además de que el avión es tremendamente contaminante; nosotros nos quedamos cobrando un sueldo de camarero, al tiempo que sufrimos la carestía de los alquileres magnificada en las poblaciones turísticas. Por otro lado, sabemos que conseguir el cierre de un pozo ilegal puede costar, de media, diez años: ¿cómo se repara el daño causado en ese período?

—Lucas...

—Espera, déjame acabar. ¿Has oído hablar del decrecimiento? No, ¿verdad? Hasta hora siempre hemos luchado por crecer más, a veces crecer de manera más consistente, hasta más limpia, pero, ¿de no crecer? No, ¿verdad?

Hemos hablado de la falta de materiales necesarios para la industria, del final del petróleo, por ejemplo. Pues posiblemente estemos en ese punto de la historia en el que debiéramos olvidarnos de tanto consumo, del PIB como referencia, y empezar a pensar en una nueva etapa en la que la vida se desarrolle de acuerdo con otros roles, fundamentalmente no contaminantes, no dañinos, verdes en una palabra. O eso, o el caos. ¿Qué te parece?

—Que me has dejado mudo, Lucas.

—Piénsalo un poquito, por favor. Es muy importante... —Lo haré. Hasta luego, Lucas.

 

José María Pozas | Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. | literharturas.blogspot.com


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