Skip to main content

Actualidad

15 Abril 2020

Lucas y la información meteorológica

José María Pozas Todos podemos ver cómo en la televisión –poco importa el canal– las noticias sobre la meteorología –las noticias del tiempo, a secas– ocupan más y más minutos; otra cosa sería analizar su calidad, muchas veces nos muestran la blancura de la nieve como un fenómeno curioso y poco visto.

A mí me gusta enterarme de las previsiones a través de Aemet, ya saben, la Agencia Española de Meteorología, consciente de que nadie me va a proporcionar una información más fiable, basada en más datos y observaciones, e interpretada por técnicos conocedores de la materia; la única fuente fidedigna de información que un ciudadano español puede encontrar en su país. Pero he podido constatar cómo cada día que pasa esa búsqueda se vuelve más y más complicada.

Así, me he lanzado en busca de Lucas para que, como siempre, me dé la explicación más exacta y completa.

—Hay varias razones –me cuenta, tras los saludos de rigor.

—Pues adelante, Lucas, empieza por donde quieras.

—Vamos a ver, tú buscas tu información a través del móvil, ¿no?

—Pues las más de las veces, sí.

—Y encuentras que tu móvil, en vez de llevarte a Aemet como antes, te dirige a otras supuestas fuentes de información, ¿verdad?

—Verdad de la buena, Lucas.

—Está muy claro, amigo mío, una se llama eltiempo.es, otra weather.com, o tutiempo.net...

—Otras más, tiempo.com, accuweather.com, etc.

—Eso es, ya ves que no son otra cosa que la palabra tiempo en diferentes versiones e idiomas, cumpliendo con el hábito que tenemos los españoles de bautizar cualquier cosa en inglés para que adquiera un marchamo de calidad y modernismo.

—En efecto, Lucas, no se oye en ningún sitio una canción cantada en español, todas han de ser en inglés.

—Eso es. Pero volvamos a donde estábamos. ¿Imagino que tú sabes lo que es la Aemet?

—Sí, claro, por eso, como te decía, yo siempre incluyo la palabra Aemet en la búsqueda, pero es igual: siempre me sale alguna de las que hemos comentado, u otras, que hay más. Y tengo que seguir hasta que veo que estoy en Aemet.

—E imaginas que la información, la dé quien la dé, es la misma y tiene el mismo origen: Aemet, ¿no es así?

—En efecto, y eso es lo que me cabrea.

—Pues mira, es muy sencillo de explicar: esas empresas, habría que saber si es una sola o varias, tienen en las compañías de telefonía unos motores de búsqueda para que, aunque tú pidas una fuente de información dada, se te dirija a ellas.

—¿Pero eso habrá que pagarlo?

—Naturalmente, las telefónicas no hacen casi nada gratis, y a las susodichas les cobrarán por aparecer en primer lugar. Y, además, esas que hacen predicciones pagan a Aemet por la información. Así que pagan dos veces. Pregúntame el porqué.

—Pues te lo pregunto, me tienes en ascuas.

—Verás: hay un consenso generalizado en que USA prohibirá a su servicio nacional de meteorología seguir facilitando la información, excepto a empresas privadas que paguen por la dichosa información.

—Me dejas de piedra...

—Comprende que la información que ofrecen los servicios nacionales es muy compleja y muy útil y tiene mucho valor. Y no me estoy refiriendo a la pregunta de qué tiempo va a hacer en Cuenca el próximo fin de semana para decidir si voy o no voy, sino a lo que quieren conocer las empresas de navegación, las de transporte y tantas otras. Necesitan una información fiable, avanzada, constante y disponible, y para eso saben que hay que pagar. De modo que en estos asuntos hay dinero de por medio, y mucho dinero. Además...

—¡Cómo! ¿Aún hay más?

—Siempre hay más, querido, a estas alturas debieras saberlo. Ellos, quiero decir los que mandan, piensan no compartir su información con los demás países, cosa que hasta ahora se hacía gratis et amore. Eso es dinero, más dinero del que nos podemos imaginar. Por eso, no tiene nada de extraño que algunos se estén situando en el mercado, quiero decir, invirtiendo en hacerse un nombre para cuando llegue ese momento. Y no te digo nada de cuando la crisis climática empiece a hacer de las suyas. Ahí sí que va a ser importante disponer de información y que sea lúcida...

—Lucas, por favor, no me digas más...

—Tú lo has querido...

—Sí, sí, está bien, pero tengo que irme.

¡Hasta luego, Lucas!

José María Pozas | Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.


Artículos relacionados