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Actualidad

22 Abril 2020

Población y Poesía (3)

José María Pozas Hoy les traigo unos octosílabos, esos versos de los que los expertos dicen que son los que mejor le vienen al castellano, en los que están escritos tantos y tantos romances.

Digo al castellano porque en aquella época del romance, creo que no era tan obvio el concepto de España, y mal podía hablarse del español.

Por si alguien tiene dificultad para leerlos del original, los reproduzco a continuación. Dicen así:

Playas doradas de arena
mareas vienen y van
el viento se vuelve brisa
entre las rocas y el mar.

Rocas negras, horadadas
de tanto abrazar al mar
las piedras, enamoradas,
lloran cuando el mar se va.

Detrás de las playas, verde,
detrás del verde, montañas,
en las montañas collares
de nubes cada mañana.

Playas de marea baja
que reflejan como espejos
los pescadores, la barca,
las nubes, los aparejos.

Cuatro vacas, una calle,
diez callejas, veinte casas,
jardines, huertas, frutales
festoneados con tapias.

Olores a hierba fresca,
manzanas, estiércol, algas,
a sal de brisa marina,
a sidra, sarmientos, brasas.

Rincón de gentes sin prisa
que valoran la amistad,
que sonríen cuando marchas
sabiendo que volverás.

Costa verde, cielo astur,
unión de mar y montaña,
de soles, lluvias y viento
que ralentizan el alma.

Su autor, Teófilo Marcos, los escribió en el verano de 1981, según confesión propia en la foto que los reproduce, junto a un sencillo dibujo de la costa de Celorio, del propio autor. Esta pequeña referencia, en un cuadro que adorna una pared del Bar Chiqui, sin duda el de más solera de la localidad llanisca, es la única pista de que dispuse para tratar de encontrarle, ya que nadie me pudo decir más que el hecho de que fuera un asiduo veraneante adicto a Celorio.

Siguiendo unas elementales pesquisas supe que Teófilo Marcos, natural de Salamanca, es, aunque ya esté retirado, un reconocido prohombre en el campo de la publicidad española, admirado y respetado, siendo socio de honor en la Academia de la Publicidad. Esta dedicación profesional no le impidió dar rienda suelta a su afición creativa, en la que nos deja claras muestras de su capacidad para transmitir sus sentimientos, adornados con sus dibujos que se adaptan a lo descrito como el más fino guante de cabritilla a la mano; autor de poemarios que indagan en su propia personalidad, en sus recuerdos, en esos pensamientos que nos acompañan a lo largo de nuestra vida... Como artista plástico, sus pinturas y collages, su amor por el blanco y el negro o su aprovechamiento de la fina sombra que proyecta el alambre sobre el fondo, son asimismo muestras de su sensibilidad de creador. Finalmente, conseguí su teléfono y pude hablar con él, y de esa conversación surgió el conocimiento de su obra, que admiro.

En estos octosílabos se describe perfectamente lo que es Celorio, su cuerpo y su alma, como el mismo Teo Marcos me reconoció, pues los escribió en un instante de arrebato sentimental hacia el pueblo en el que pasó temporadas durante muchos años, y al que regresa casi todos los veranos aunque solo sea para tomarse una sidrina y saludar a sus amigos del Chiqui.

Espero que la próxima vez coincidamos en Celorio; tenemos un par de aficiones en común y varias cosas sobre las que charlar sosegadamente.

José María Pozas | Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.


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